El último día del año

31 de diciembre. Mañana bonita en mi pueblo.  He de reconocer que no soy muy navideña pero que, con el impulso que te dan los niños y la familia, te acabas contagiando un poquito.

Al final no dejan de ser días diferentes que cada uno aprovechamos a su manera. Aunque para mi septiembre es más un mes de inicio este año sí tengo propósitos para el 2019 y además, con novedades, grandes novedades que te contaré.

La mañana del día 1 de enero no será diferente a las anteriores, no necesariamente. El 2018 no se borra de nuestras vidas pero sí se despide dando paso a otro año, otro número y otros momentos diferentes. Y ahí es dónde entran los verdaderos propósitos; los de verdad.

No es que ir la gimnasio no sea un verdadero propósito ( vaya si lo es jejeje) más bien me refiero a propósitos que nos ponen frente al espejo, que aceptan y respetan nuestra verdadera esencia pero que no se resignan y buscan la mejora constante.

Ya os he contado que mi «mala ostia» en lo que me ha hecho evolucionar en la vida. ¿Quién sería yo sin ella? Otra persona.  Ella forma parte de temperamento y de mi genética. La acepto y le doy las gracias por toda la parte positiva que me aporta.

Quiero sacar al máximo toda la energía que la irá me da y hacer de ella un trampolín hacia la mejora. Ahí es nada. Lo conseguiré, las pasiegas solemos hacerlo.

¿Qué propósitos tienes para este año que viene? Anda, cuéntame alguno. Si te soy sincera, yo tengo dos; evolucionar personal y profesionalmente y darle la bienvenida a lo que venga desde el amor y gratitud.

Te podrá sonar a típico y tópico pero créeme que para mi  tiene sentido.

No sé si te gustan o no las navidades, la verdad es que me da igual porque lo que te voy a decir sirve igual para el dos de marzo: Gracias por leerme, gracias por estar. Te deseo que cumplas tus propósitos y que en la medida en que puedas, seas el cómplice para que otros consigan los suyos.

Ya sabes, lallaveerestú.