Y dice la Pelaya

«Si es que el problema no es que te importe lo que diga la gente. El problema es que lo que diga la gente te importe más que lo que dices tú.

Nos han dicho y repetido que somos seres sociales por naturaleza y algo habrá de verdad cuando queremos y buscamos estar con otras personas. Es normal que nos importe lo que piense la gente si entendemos por gente a todas aquellas personas que nos importan. Puede ser una forma  rápida y sencilla de testar nuestro comportamiento. Eso, puede estar bien si lo lo hacemos para informarnos y no para fustigarnos.

No me creo que a alguien no le importe lo que digan los demás. No, no me lo creo.

Otra cosas es que aunque te importe acabes haciendo lo que sientes, piensas o te sale de las mismísimas narices que, como todo el mundo sabe, para eso están.

Las opiniones de los demás nos han de importar (por la cuenta que nos trae) pero, en mi humilde opinión, han de ser las nuestras las que motiven nuestras acciones.

A la gente le importa lo que piense la gente porque es la propia gente quiere sentirse incluida dentro de determinados grupos de gente. Ni más ni menos.

Y, conviviendo con esa realidad cada ser individual necesita y merece obrar como cree que es lo más adecuado o, como le da la gana. Todos merecemos equivocarnos y levantarnos una vez más de las que hemos caído .  La gente que critique eso, será la que no se permite a sí misma equivocarse ni acertar. Son víctimas de su miedo y del «que dirán» y quieren convertirse en verdugos de aquellos que tienen el valor de hacer lo que ellas desearían hacer; soltar cadenas.

Hay personas a las que  frase de «Es que la gente…» le sirve de cuartada y excusa para hacer o no hacer, decir o decir interesadamente. Un forma como cualquier otra de tapar el bulto, echar balones fuera o cargar la mochila de las propias responsabilidades a espaldas ajenas.

A mí me importan lo que dice la gente, y mucho. Me importa porque me informa. Me importa porque me hace más empática. Me importa por la cuenta que me trae. Pero lo que dice la gente no determina ni mi esencia ni mi camino.

A veces me puede afectar pero nunca o casi nunca me dejo manipular. Que la gente tiene su vida y sus hipotecas y yo tengo mi vida y pago mis hipotecas.

Así que reconoce que te importa lo que pienso sobre ti.  Haces bien porque pienso que eres muy liste por escuchar a la Pelaya. Así sabrás lo que es mejor no hacer .

A mí, la Pelaya, me importa lo que piensas porque tú eres mi razón de ser»