2017 me ha traído muchos regalos y sorpresas. Niko ya tiene dos meses y medio y Jon sigue creciendo sano y «despierto». Dentro de mi, sigo guardando grandes dosis de todas las emociones y mi reto sigue siendo regular todos mis instintos y necesidades de la forma más sana. No es fácil pero sí gratificante.
Hay días que caigo; siento la necesidad de cambios y poner mi mundo patas arriba. Hay mucho dentro de mi y necesito soltarlo para volver a recargarme de ganas, ilusión y aceptación.
Cada cierto tiempo lo hago; veo venir la tormenta y dejo que caiga como si no hubiese mañana y vuelve a salir el sol. Quienes me quieren y quienes no tanto aguantan estoicamente la tormenta e incluso tratan de ponerme un chubasquero a riesgo de salir electrocutados ( a veces pasa). No sé cuántas tormentas más habrá ni si se provocarán inundaciones pero sí se que el 2017 me da gente maravillosa con la que comparto mi vida; familia, amigos, compañeros de formaciones…
Mil gracias a todos los que que «soportan» y me ayudan a crecer como persona y como profesional porque son ellos los que alimentan lo mejor de mí, eso que tanto me agradecen.
Qué bonitas las tormentas cuando huelen a tierra y hierba fresca!