Cuán necesario es el silencio pero, desde mi punto de vista, que sobrevalorado está. Me gustan los silencios de la soledad buscada, lo que bailan con la complicidad y las sonrisas y,cómo no, lo que preceden a un abrazo, caricia o palabra de aliento.
Los que no me creo son los que desvirtúan su definición. Esos silencios mentirosos que callan lo que por dentro se está pensando o diciendo. Silencios que PARECEN lo que no son y que engañan bajo la apariencia de diplomacia o educación.
Silencios viciados para manipular, silencios que encubren cobardía de no enfrentar situaciones, silencios de «me lo callo para que no lo sepas», silencios…QUE AHOGAN.
Formas de ser, educación o simplemente superviviencia; much@s callan y, de una forma u otra, lo hacen por MIEDO. Ya vendrá quien alce la voz y diga lo que yo no me atrevo a decir (pensarán). Ya vendrán los que se lleven las críticas por ruidos@s e incluso por malas personas.
Y eso por no hablar de l@s que callan dependiendo de quién tengan en frente…
Después de todo, no hemos evolucionado tanto como para que realmente se pueda decir lo que se piensa o desea. Si eso se produjese, nos nos quedaría más remedio que escucharnos más y mejor y tomar decisiones. Y eso, es de valientes y a much@s no les conviene.
Lo que no se dice, lo que se calla, se acaba heredando con tributos multiplicados. Es posible que mis hijos se lleven algún grito más de los debido (procuraré enmendarme) pero me esforzaré al máximo para que no hereden silencios porque lo contrario del amor no es el desamor sino la INDIFERENCIA y el silencio es su gran aliado.
Nací y moriré «ruidosa». Aprendí a callar sólo para evitar males mayores pero nunca me creí eso de » Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer».
Ea! Que bien me he quedado.
Te deseo el más sincero de los silencios y el más cálido de los ruidos.