Lo reconozco, en los últimos tiempos estamos hasta en la sopa. Personas, empresas y demás entidades que reiteradamente hablan de la inteligencia emocional como la llave para muchas de nuestras puertas.
Pero créeme cuanto te digo que merece la pena echar un vistazo al tema. Mírate, pero hazlo de verdad. Ponte frente a un espejo y escucha al silencio. No tengas prisa, busca tu mirada y déjate llevar. ¿Qué ves?, ¿Qué sientes?, ¿Qué escuchas?. Nada, dirán much@s de una manera más o menos graciosa.
Sí, la verdad es que es un chiste eso de no saber quién soy, para qué me levanto cada mañana, qué me duele y qué me calma, cuánto y cómo me quiero.
Mira a tu alrededor, ¿Qué ves?, ¿Qué oyes?, ¿Cómo se sienten las personas que te rodean?, ¿En qué medida tienes algo que ver?.
No te engañes; preguntarse todo esto es lo más natural del mundo. No te estás volviendo loc@ por querer saber más de ti y de los demás. Esto te servirá para conseguir lo que más deseas y sobretodo, para ser alguien a quien merece la pena tener al lado.
Inteligencia Emocional sí, así se llama eso de saber lo que siento y manejarlo adecuadamente. También es inteligencia emocional tener relaciones sanas con nosotros mismos y con las personas que nos rodean.
Nos enseñaron a sumar, a leer, a estudiar, a comprar y a vender pero se les olvidó enseñarnos a conocer y comprender nuestros sentimientos y gestionar nuestras reacciones.
Y así nos va; ahora nadie pasa vergüenza por no saber leer ni sumar pero se sufre más que nunca cuando las sumas no nos salen o cuando no sabemos leer e interpretar la realidad.
Aún estamos a tiempo de darnos cuenta de que no hay ni dinero ni tecnología que nos de la inteligencia emocional que podamos necesitar. Es buen momento para matricularnos en nuestro mundo emocional.
Porque, la llave sigues siendo tú