El día que me tocó la lotería, ni me enteré. Bueno, a decir verdad me ha tocado varias veces y esos momentos no puedo decir que fueron los más felices de mi vida. Para qué nos vamos a engañar; muchas de esas veces pensé que me «había tocado el gordo» versión tragedia.
Fueron decisiones y acciones de otras personas (probablemente influenciadas por las mías) las que en algún momento me cayeron como un balde de agua fría; ¿Cómo podía pensar yo que me estaba tocando la lotería?.
En otras ocasiones me ha ido cayendo la pedrea y tampoco me he enterado.
Han sido los años los que me han chivado cómo va la lotería y qué es esto de que te caiga el gordo de verdad.
La lotería que te toca un día como hoy se siente de forma diferente a la que yo te hablo. Cuanto sale tu número en la tele supongo que entras en nebulosa; primero no te lo puedes creer y después, cuando ya te lo crees, ves la vida de color de rosa (aunque sea, durante un rato) y piensas que es probable que gran parte de tus problemas se pueden solucionar.
Las estadísticas hablan de otras versiones pero no nos vamos a detener en ellas.
La lotería de la que yo te hablo y que te quiero recordar es la lotería que te toca al amanecer; sí, también cuando nos levantamos después de una mala noche o con pocas ganas de afrontar lo que toca ese día. Salvo excepciones, también ese día nos toca la lotería porque siempre hay esperanza de mejora.
En mi caso, cada vez que alguien me cuenta algo positivo de la sesión formativa que hemos compartido me toca la lotería y lo hace también con cada sonrisa y abrazo de mis tres pequeños, lo hace cada vez que suspiro aliviada cuando se salvan de un golpe o caída, cuando el Dalsy hace efecto o cuando duermen toda la noche (aún no le sé porque Malen es muy chiquitina, pero lo sabré), cuando la quimio parece que hace su efecto o cuando no hizo falta. Me toca la lotería cuando suena el teléfono y al otro lado habla alguien contándome problemas banales o cuando escucho en el autobús conversaciones típicas sobre el tiempo o cómo está el tráfico.
La verdad es que me toca mucho la lotería y no me entero, o no me enteraba porque hace tiempo que tomé la decisión de valorar y valorarme en presente y no tras una desgracia. Porque la lotería es caduca y no dura siempre pero, mientras dura que viva la celebración.
Mientras escribo esto, tengo de fondo el sonido cantarín de l@s niñ@s de San Ildefonso. Ya ha salido el Gordo (esta vez ha madrugado mucho, pero nos nos ha ganado). A mi derecha Malen duerme en su cunita y Niko ve dibujos todo lo tranquilo que de momento sabe estar. Momento lotería!!!!!
Que te toque el Gordo de la Lotería tiene que ser muy guay, sobre todo cuando lo necesitas especialmente. Ojalá nos tocase a todos una vez en la vida.
Para cuando te toque, te deseo que estés tan bien que sepas disfrutarlo. ¿Qué sentido tiene si te tocan una porrada de millones y no sabes o puedes disfrutarlo?. Que no te pille despistad@ y estate preparad@. Cuida de ti y de los demás, mantente alejado de lo no te gusta pero por favor, no te resignes, lucha por una mejora y un desarrollo. Suena a tópico típico todo lo que digo y quizás lo es pero….no por ello no deja de ser una realidad; la lotería es un sentir de ilusión y de ganas de que el mundo sea mejor. Detrás del deseo que de que nos toque están otros más profundos; sentirnos mejor, más tranquilos, ver a los que nos rodean más felices, solucionar problemas, sonreír, descansar, disfrutar de la vida…Y todo estos deseos no se hacen con o sólo con dinero; no te engañes.
Compra décimos todos los días; ya verás cómo te toca. Yo, haré lo mismo.
Tanto si nos gusta como no, Feliz Navidad para tod@s.
#lallaveerestú#