Y dice La Pelaya

«1 de Septiembre. Aquí ando, haciendo el listado de las mil cosas que tengo y quiero hacer. Tres hijos ya dan para unas cuantas líneas y la actividad laboral no es para menos. Además, no renuncio a otros proyectos que sí o sí sacaré adelante. Miro el listado; parece la analítica de un moribundo; toda llena de asteriscos . Y es que, lo que el año pasado daba por sentado este año no está tan seguro. Nada es tan probable como para que se libre del simbolito. Vaya percal.

Me pregunto si estoy siendo exagerada. Después de todo el año pasado no todo estaba tan seguro como pensaba. Era mi percepción. Porque muchas de mis listas no se cerraron tal y como yo tenía pensado. Y tú, ¿cuántos cambios más o menos importantes tuviste en tu vida los meses anteriores a la famosa pandemia? Seguro que más de los que eres consciente.

Ya sé que la situación es rara, rara y que no es comparable a nada anterior. Ya sé que  esto es la «repera» pero coño! la vida sigue. ¿De qué forma? De la que se pueda o quiera. O de las dos formas a la vez. Pero sí o sí, la vida sigue. ¡Mira, esto no lleva asterisco!. Esta incertidumbre nos mueve las emociones como si estuviésemos en esa atracción, ya sabes, la olla loca o algo así.  Miedo para arriba, miedo para abajo, esperanza para arriba, esperanza para abajo, preocupación a un lado, alivio para el otro…Y así todo el viaje.

No sabemos cómo será el curso lectivo de nuestros hijos o cómo se desarrollará nuestra rutina personal y profesional. Nada de eso sabemos. Y si enfocas toda tu energía en ello (además jugar el rol de idiota) perderás el tiempo, la salud y la cabeza. Lo que sí sabemos o deberíamos saber es que esta incertidumbre no es nueva ni transitoria; es una realidad que ha venido a quedarse. Por lo tanto, habrá que espabilar y centrarnos en los que sí tenemos capacidad de control.

¿Será que ese listado lleno de asteriscos sólo significa renovación?

Pase lo que pase, ¿cómo reaccionaré mayormente  ante esta incertidumbre?. Pase lo que pase no olvidaré sonreír y agradecer lo bueno. Pase lo que pase desayunaré pensando en cómo hacer el día mejor de lo que se puede presentar  y no me dormiré sin agradecer y besar a mis hijos. Cada día, un reto superado. No es un día menos,  es un día más, por lo que pase lo que pase hay que aprovechar. 

Sobre esto sí puedo elegir. Puedo permitirme comerme, de vez en cuando, esa hamburguesa  que tan mal vista está y gritar si lo necesito para evitar algo peor. Puedo y debo quejarme para desahogarme sin olvidar que yo construyo mi día a día. Yo soy la responsable de mi misma».

Y es que, hasta en época de pandemia #lallaveerestú#

Adelante septiembre. Me pillas preparada.