¿Qué tal ha ido tu semana? Por aquí, entretenida. Los días pasan rápidos e intensos. Malen hace tiempo que encontró su trono pero esta semana el reinado se le ha complicado un poco. Creo que fue el miércoles. Mientras me disponía a ponerle hielo en el ojo a Jon porque Niko, sin querer, le había dado un golpe con la tablet Malen hizo su ronda matutina por el reino Peña-Fernández.
De repente escucho un lloro quejoso. Corro hacia el baño y allí estaba; atrapada en su trono-bidé. Como de costumbre se había metido en él con algún juguete. Esta vez se llevó una sorpresa. Supongo que sin darse cuenta con la espalda levantó el grifo y el agua comenzó a subirle desde el culo a la espalda. Esa sensación aún no la conocía. De hecho, aún no se había dado cuenta de que el grifo de su trono funcionaba. Cuando fuí al rescate su carita era indescriptible. Le duró pocos segundos el susto; enseguida buscó otro charco para meterse.
Y es que eso de meterse en líos creo que le ha venido por parte materna. ¿Qué le vamos a hacer!
Según pasan los años, las ganas de meternos en líos decrecen pero aún así a muchos todavía nos queda fuelle. Y, sinceramente, creo que merece la pena meterse en algunos charcos. Sólo así se aprende y evoluciona.
Y es que el miedo está más presente que nunca. Vivimos tiempos impregnados de incertidumbres, tristezas, miedos, sorpresas, rechazos, etc. Es lo que es. Pero también vivimos tiempos que necesitan más que nunca de inyección de tranquilidad, superación, creatividad, positivismo, bienestar y amor. Y esas emociones no nos van a caer del cielo. Si estamos esperando a que vengan de fuera, sentémonos a esperar.
Hay que ponerse las pilas porque, si no, la batería se descarga y lo que hoy es una situación complicada mañana se puede convertir en una persona enferma. Aprendamos a diferenciar entre personas y problemas. A las personas debemos tratarlas con atención y respeto. A los problemas con firmeza y dureza.
Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de, en la medida de lo posible, hacer que nuestro día a día sea un poco más feliz y llevadero de lo que es. Si las cosas están o vienen «jodidas», habrá que pararse para permitirnos llorar y lamentarnos. Pero, sólo el tiempo suficiente para que la tristeza haga su trabajo. Despúes, hemos de girar el foco del problema a la solución y ayudarnos de la energía que nos da la ira para «pormisnaricesestolosolucionoyo». Sólo así, todo irá mejor.
Seguimos siendo llave. Arriba! porque #lallaveerestúconacentoenlaú#.