Tu vida es tu vida y mi vida es mi vida. No es una mera frase; si de verdad tomamos consciencia de lo que ello conlleva no nos queda otra que responsabilizarnos un poco más de nuestra vida y dejar a los demás que hagan lo que quieran o puedan.
Todos sabemos lo que tienen que hacer l@s otr@s para mejorar sus vidas y sus problemas e incluso podemos llegar a enfadarnos si no lo hacen.
Tú eres tú y yo soy yo. Otra frase más que añadir a la primera. Y no, no voy a preguntar ¿Quién es más tonto de los dos?. O sí, porque me gustaría preguntarte (echándole un poco de sentido del humor?. ¿Quién es más tont@, la persona que dice a otro lo que tiene que hacer, sentir o ser o la que le hace caso?.
Cierto es que hay momentos en la vida en la que por diferentes circunstancias somos más vulnerables y permeables al entorno; la niñez, las épocas de baja autoestima o, simplemente, la falta de autoconocimiento o información pueden ser ejemplo de ello.
Lejos de querer culpabilizar a nada ni a nadie me gustaría recordar que tod@s tenemos el derecho e incluso la obligación con nosotros mismos de ser honestos y coherentes con lo que queremos y sentimos; vida personal y profesional acorde a lo que conscientemente queremos y/o elegimos.
Haz un breve repaso mental ¿Cuántas cosas has hecho o sigues haciendo en tu vida que verdaderamente no quieres hacer? Me refiero a «cosas» que hacemos que para nosotros no tienen un para qué importante; conductas y hábitos que en realidad puedes elegir no hacer pero, por alguna razón, te sientes «obligad@».
Te pongo algunos ejemplo:
- Ir, asiduamente de vacaciones a algún lugar.
- Relacionarte con algunas personas.
- Haber estudiado determinada carrera.
- Consumir servicios o productos que ni te gustan ni te satisfacen.
- Tener horarios concretos.
- Reírte de los chistes que no te hacen ni pizca de gracia.
- Callarte y tragarte (en demasiadas ocasiones) tus palabras para evitar males mayores.
- No ir o no hacer o no decir por no molestar o enfadar a alguien.
- Un largo etcétera.
Pueden parecer temas baladíes pero no lo son. Si, a varias de estas cuestiones, has respondido afirmativamente (y, verdaderamente no entiendes para qué lo haces) puede ser un buen momento para reflexionar porque, a lo mejor, sin darte cuenta, pasas gran parte de tu tiempo viviendo la vida de otr@s y no te has dado cuenta. Has de saber que ser consciente de ello y obrar en consecuencia tiene un precio «social» pero es una inversión en libertad.
Pase lo que pase y hagas lo que hagas #lallaveerestu#