Todo un reto. Así se presenta el Coronavirus; como una antes y un después en nuestra vida tanto personal como profesional como social. Creíamos que había situaciones que nunca podrían llegar a suceder; que se parase el mundo a todos los niveles no estaba contemplado en el imaginario social.
En los diversos medios de comunicación y redes sociales tenemos cumplida información sobre cómo debemos de actuar. Tratar este tema nos daría para miles de post pero en esta ocasión me motiva más la idea de hablar sobre qué ocurre en otros ámbitos más cercanos; nosotros y nuestro hogar.
Era impensable pero ya es real; hemos de estar en casa y, como no, en nosotros mismos. 24 horas durante aproximadamente 15 días (por lo menos, esta es la primera previsión) dan para mucho y, por lo menos, en mi hogar y en mi misma surgen sentimientos y sensaciones con los que hay que convivir.
El Coronavirus me está echando un pulso y estoy mentalizando para ejercitar mi resiliencia todo lo que pueda. Me lo estoy tomando como un reto personal y mi objetivo es salir de esta cuarentena reforzada; sí, con algún kilo más pero reforzada interiormente. Los kilos ya se irán pero mi fortaleza permanecerá.
Estos son algunos de los retos con los que me encuentro no cada día sino cada segundo, minuto y hora:
- En mi hogar. No, eso de tener la casa «ordenada» no es compatible con la distracción de la familia numerosa. Correré un tupido velo e interpretaré la escena de mi salón patas arriba como una síntoma del «calor de hogar». Vamos, cerraré lo ojos y procuraré reirme. Quién sabe, a lo mejor me atrevo a sacarle un foto y todo. Velaré por un mínimo de orden y limpieza que garantice los accesos libres.
- Con mis hijos. Tres, son tres mi cachorritos. 11 y 3 años son los guardianes de la de 8 meses. Pues, puede parecer raro, pero de momento lo llevamos muy bien. Los días dan para mucho porque a las 6:30 de la mañana canta el gallo de tres años y de inmediato van los otros dos. Nos dedicamos a comer, jugar, hacer alguna tarea y de vez en cuando salir a la terraza a jugar y gritar como si no hubiera mañana. Estoy convencida de que los vecinos nos tienen muy presentes… Con respecto a ellos, mi objetivo es el de seguir así, compatibilizando escenas de cariño, tiernas y maternales con aquellas en las que saco tarjetas rojas y verdes para regular el tráfico… Si seguimos así, al final de la cuarentena seremos una familia numerosa que habrá ganado al batalla al Coronavirus con creces. Ya os contaré.
- Con mi pareja. Todo en orden. No hay tiempo para mucho pero en orden. De momento no valoramos el divorcio; ya os contaré.
- En mi faceta profesional. Una vez superada la idea de que, como cualquier autónoma, si no trabajo no cobro todo va mejor. Mi agenda para el mes de marzo ( y abril) se ha desplomado y con ella en algún momento me embargó la tristeza, la frustración y el enfado. Pasé un tarde dándome de «cabezazos contra la pared» dejando que me embargaran pensamientos pesimistas y poco útiles. Después opté por modificar previsiones y hacer un pequeño y poco ambicioso planning para seguir trabajando y estudiando estos días (estar con los niños en casa y trabajar es algo así como el triple salto mortal). De momento, algo he hecho y estoy compartiendo este post con vosotros así que no me puedo quejar. A propósito del tema he de reconocer que este post está «patrocinado» por la tele y la tablet. Estos días son mis aliadas. Sentirte tan vulnerable económicamente hablando no es fácil pero una vez que te acostumbras a lidiar con la inestabilidad económica aprendes a aprovechar mucho mejor los recursos y a planificarte eficientemente; hay muchas cosas de la que se puede prescindir y seguir siendo cada día más feliz.
- En mi faceta social. Pues la parte social me está dando una «vidilla» particular. Estoy más tiempo conectada a las redes y bueno, una de las consecuencias es que lees y ves más y muchas veces es mejor no hacerlo. No me refiero a contenidos sino a opiniones y comentarios del personal. Madre mía. Honestamente, soy consciente de que tengo largo camino y posibilidad de mejora pero creo que hay ciertos comentaros y comportamientos que se están teniendo que no nos dejan en buen lugar como sociedad. Menos mal que ayer me dió un subidón de energía cuando salimos a aplaudir y se generó un clima lleno de amor, gratitud y responsabilidad. Gracias a todas estas personas que están siendo más parte de la solución que del problema. Emocionante.
- Conmigo misma. Qué decir del este tema!!!! Que toca reflexionar y replantearse la vida de pies a cabeza. Soy de las que creen que las cosas pasan por algo y el Coronavirus es un buen «chivato». Además de las penurias sanitarias, ¿Qué nos quiere decir?, ¿De qué nos quiere avisar?. Interiormente he tenido y tengo una mezcla de emociones y sentimientos de lo más variopinto. Esta es una lección personal e intransferible. Habrá personas a las que estar en casa sin poder salir les parezca asfixiante porque no están acostumbrados a estar solos y saben que nadie puede huir de sí mismo. Otras personas descubrirán cosas sobre sí mismas o sobre su entorno que jamás hubieran imaginado o simplemente nunca se habían parado a pensar o actuar. Esta también es una cuarentena interior en la que las emociones pueden resultar víricas o bálsamos; hay un antes y un después porque aquí es donde entrenamos o no nuestra capacidad de resiliencia.
Nosotros somos la llave que abre la puerta de la solución; quedarnos en casa y hacer hogar. Y cuando hablo de hogar también me refiero a nuestro interior, a estar a gusto con nosotros mismos. Ver, oír, tocar, palpar, gustar y sentir todo aquello que olvidamos hacer con la anestesiante rutina.
De momento: Coronavirus 0, Resiliencia 1. Mejoremos el marcador.
Un abrazo para todos los que me animáis a seguir con el blog y a compartir mis reflexiones. Se agradece.