Señor presidente, esta carta que le escribo no tiene nada que ver con tendencias políticas, la verdad es que no creo que sea el momento de hablar de ideologías.
Pero sí quiero hacerle llegar mis quejas. Verá usted, me indigna que desde su gobierno no haya hecho nada para prevenir ni gestionar cualquier de las contingencias que a continuación le detallo:
- No hacer nada para que yo entienda mejor lo que pasa.
- No hacer nada para quitarme el agobio que me da quedarme encerrada en casa.
- No hacer nada para que se me haga más liviana una jornada con niños pequeños sin poder salir de casa.
- No hacer nada para quitarme la tristeza, el agobio, el miedo, la ira, la pereza y el sueño.
- No hacer nada para que las personas hagamos lo que se nos ha dicho que hemos de hacer.
- No hacer nada para evitar contagios si salimos a la calle.
- No hacer nada para asegurarme que cuando todo esto pase voy a vivir igual que antes.
- No haberme avisado de que esto iba a pasar y que me iba a agobiar.
- No hacer nada para contener a las redes sociales; son muy pesados y a veces me enfadan y dan miedo.
- No avisarme más a menudo de lo importante que es lo que está pasando.
- No darme más palmaditas en la espalda por quedarme en casa.
No señor Presidente, en una sociedad del siglo XXI esto no se puede permitir. Nos venden que estamos en una sociedad avanzada en la que las personas cada vez estamos más preparadas y nos dejan ahí solos ante el Coronavirus.
Muchas gracias por su atención Sr. Presidente.
No sé que estará pasando por tu cabeza cuando estés leyendo estas líneas. Sinceramente, últimamente tengo la sensación de que nos creemos más evolucionados de lo que somos. Es en los momentos complicados cuando se demuestra si sabemos autorregularnos o no.
Somos nosotros, cada uno de nosotros los responsables de gestionar nuestro estado emocional de la forma más adaptativa; dejemos al papá estado que se ocupe de lo suyo y seamos responsables de lo que hacemos y decimos. Me sorprende cómo hay personas que utilizan las redes como herramienta arrojadiza del dolor, ira, desprecio y tristeza que no sabe autogestionar. Luego, para justificarnos tiramos de «Es que lo que está pasando es…los políticos son…la situación es….»la gente es…ya lo sabía yo…. Anda ya!!!!!
En esta sociedad sufrimos de un Coronavirus aún más letal; la falta de consciencia o la inconsciencia. Y si con esta «hostia» no aprendemos nos estaremos ganando a pulso una más fuerte
Vaya por delante que hoy estoy en uno de esos días de «pájara emocional» en los que los trece días sin salir de casa y toda la información procesada no pasan en balde. Como ya os he contado en varias ocasiones tengo tres pequeños y creedme que no es fácil sobrellevar el paso del tiempo. Aún así lo vamos consiguiendo.
Si escuchamos las experiencias de muchos profesionales sanitarios, personas contagiadas, etc. gran parte de ellos coinciden en la idea de que la parte emocional del tema es la más compleja de llevar; saber digerir todas las emociones que nos generan estas situaciones no es fácil y, además de respiradores,se hacen fundamentales los abrazos, calor humano y cualquier señal de amor. Posiblemente uno de los aspectos más crueles de esta enfermedad es el aislamiento social hasta tal punto que algunas personas se van solas.
Una vez dicho todo lo anterior me creo que es indispensable que abramos los ojos de verdad. Esto que está pasando es algo más que una crisis sanitaria. ¿Qué hay detrás de todo esto? Tú, yo, él, ella…personas con nombres y apellidos que están viviendo de forma más o menos intensa. Dejémonos de tonterías y aprovechemos el tiempo para ver en qué medida cada uno de nosotros podemos contribuir a mejorar o no empeorar la situación.
Y después ¿Qué haremos?;¿Más de lo mismo? Pues lo mismo recibiremos por gilipollas.
Muchas de las personas que están viviendo esta pandemia en primera fila, cuando todo esto pase, necesitarán tiempo y ayuda para digerir todo lo que ha sucedido; duelos, despedidas, frustraciones, decepciones, soledad, impotencia…Y hemos de ser el resto de la sociedad los que hemos de cuidar de ellos porque nos van a necesitar y mucho. Guarda energías y amor para dárselo porque se lo debemos; a ellos y quienes se están yendo.
No olvidemos que lo único que nos puede salvar somos nosotros mismos; ¿De qué sirve el dinero?, ¿De qué sirven las propiedades?, ¿De qué sirve un buen sueldo si no somos conscientes de que todo puede cambiar en un segundo, de que la vida no es tener sino ser, de que lo que nos hace grandes es lo dentro no lo de fuera?.