Días churro…

A los días churro me los como con patatas. No sé si soy más de churros o de patatas pero estos días me he puesto morada.

Me las prometía muy felices. Todo parecía más o menos controlado. Inocente de mi.

Niko ya fue avisando cuando quería que le llamásemos «El Rey». Lo que no sabía es que, sin llamar a la puerta, en mi casa se iba a instaurar una mini dictadura; menudos días ha tenido el monarca!!! Me ha pillado con las energías justas y he estado a punto de rebelarme pero de poco sirve. El rey sabe cómo hacerlo y compatibiliza a la perfección exigencias y abrazos. Imagina la escena; el rey de 3 años abraza a su madre con aire de protección. Como si de un novio se tratase rodea mi cuello con sus brazos y coloca mi cabeza sobre su pecho. Indescriptible.

Y el dictador me engatusa. Y luego me exige. Y vuelta a empezar. Agotada.

Y, en mitad de la minidictadura otra batalla más. Quiero y no puedo llegar a todo. La casa, proyectos profesionales, los niños, el confinamiento….Se llama FRUSTRACIÓN.

¿Quién no la conoce?. Todos, en mayor o menor medida hemos sentido esta emoción. Otra cosa es haberla identificado.

Sentimos frustración cuando percibimos que no somos capaces de llegar a dónde nos gustaría. Es posible que no lleguemos porque no disponemos de los recursos que necesitamos (tiempo, dinero, ayuda, formación, motivación, etc.) o quizás sea una percepción errónea.

El caso es que la frustración conlleva sentimientos de tristeza por la sensación de pérdida de capacidad de control. A veces, esa tristeza la disfrazamos con sentimientos de ira y tendemos a enfadarnos con nosotros mismos, a culpar al entorno, etc. Y, aunque el enfado está ahí, en el fondo también hay tristeza por «No ser capaz».

¿Qué hacer con la frustración?

Lo primero, ser agradecido. Dale las gracias porque de algo te quiere avisar.

Después, averigua qué te quiere decir. Existen varias respuestas. Destaco las siguientes:

  • La falta de algún recurso necesario para conseguir tu objetivo. Entre los recursos necesarios pueden ser materiales, puede ser tiempo, puede ser motivación, etc.
  • Un planteamiento poco realista del objetivo. Te has equivocado al definir tu objetivo. Es posible que no puedas conseguir lo que quieres sencillamente porque en este momento no puedes hacerlo; en tiempo y forma la realidad no va a favor de obra. También es posible que el escenario haya cambiado repentinamente y tu atención debe centrarse en nuevas prioridades.
  • Percepción distorsionada de la realidad.  ¿Y si lo estás haciendo y no eres consciente de ello?, ¿Y si quieres controlar lo incontrolable?

Un poco de todo esto es lo que me ha sucedido a mí en estos últimos días.

La buena noticia es que, una vez que te permites estar frustrado, te desahogas y tomas conciencia de todo lo que te ha generado frustración en poco tiempo vuelves a estar en forma. Y, además, con el añadido de que has gestionado tu emoción, has aprendido y te has conocido más a ti mismo. La realidad no ha cambiado, pero tú sí. Esto se llama inteligencia emocional.

Si es que, sólo podemos darle las gracias a las emociones. Nuestras chivatas favoritas.

Y yo sigo con mi dictadura; sé que pasará por eso he de aprovechar el calor de esos abracitos.

Recuerda #lallaveerestú#.