Semanas intensas. Aprediendo sobre la marcha. ¿Cómo ha ido tu semana?. Hay un halo de tristeza en el ambiente. Es normal e incluso saludable. La tristeza siempre va unida a la palabra pérdida. Hay un nueva realidad a la que nos tenemos que adaptar. La tristeza nos ayuda a ello; baja el nivel de energía vital que tenemos o sentimos para poder trabajar en la readaptación. Dejémosla trabajar. No suele tardar mucho.
El riesgo está en acomodarnos y retroalimentarnos en esa parada. Tender a no querer hace nada y comenzar con el «Día de la Marmota». Cuanto menos haces, menos quieres hacer. La apatía es una emoción de la pandilla de la tristeza que si la alargamos inncesariamente en el tiempo puede hacernos mucho daño.
Este halo de tristeza y miedo que cubre nuestro cielo sólo es una capa; detrás está la luz. La clave está en romper poco a poco esa capita de tristeza con pequeñas acciones diarias; una sonrisa a quien hace tiempo que no se la dedicamos, un «lo siento», un «te quiero», un chiste, un «ánimo», un paseo, una decisón, un regalo, un chocolate rico rico, un libro, un esfuerzo, un reconocimiento, un grito al aire, un salto, un baile o una canción pueden romper la barrera que nos separa de la luz. Ya sabes que nunca estoy tan oscuro como antes de amanecer. Amanecerá.
Un día Niko me dijo que quería estar confinado. Me hizo gracia. Hay veces que el día a día se hace pesado. ¿Qué le hace pesado? Un poco de todo…pero nuestra forma de afrontarlo puede cambiarlo todo.
¿Qué vas a hacer hoy para romper el halo de tristeza y ser luz para ti y para los demás? Yo me daré algún capricho y saldré a la calle con mi tropa. El resto vendrá sólo. Ah! A lo mejor pondremos el árbol. Esto promete…
Y, aunque no lo he mencionado, mi mañana también ha pasado por poner lavadoras, frotar y pronto planchar. Ya sé que no es muy atractivo de leer pero es que yo soy La Pelaya; una influencer o un influencer de andar por casa jejeje. Como tú.
¿Te recuerdo una cosa?
Pues que #lallaveerestúconacentoenlaú.