«Que no quisieran estar en el puesto de mi marido» dicen. Qué razón tienen. Tengo mi aquel. Aunque ya sabes que una no siempre le pone tanta energía a todo, bueno yo…igual sí. Mejor dejemos el tema. ¿Cómo va tu semana?. La mía bien, estoy contenta. Ayer fue un día muy intenso. El grupo formativo con el que comparto mañanas cerró una estupenda semana en la que el aprendizaje se ha sentado con nosotros. Creo que lo estamos consiguiendo. Y, por la tarde cerramos una andadura intensa. Desarrollar habilidades para hablar en público es uno de los mejores regalos que nos podemos hacer. Gran grupo; ya somos familia y todo.
Entre medias he estado con gente a la que quiero y aprecio.
Me estoy dando cuenta que La Pelaya es una tía lista; sabe rodearse de gente mejor que ella. Qué jodida!
Mi entorno tiene grandes proyectos vitales y profesionales. Eso, me hace ponerme las pilas.
¿Qué? ¿Ayer te gastaste muchos dineritos con esto del Black Friday? Si puedes, haces bien. Eso sí, acuérdate del comercio local. De lo local vivimos todos y, a nivel emocional, más. Quien nos da los buenos díás, quien nos enseña su mirada cómplice, quien nos ayuda o nos aconseja, quien saca lo mejor de nosotros, quien siempre está ahí y saca una luz en mitad de nuestra oscuridad es nuestro entorno.
Pues nada, que os dejo que tengo mucha plancha en casa. Hoy, nos hemos despertado a las 7:30. Un lujo. ¿Sabeis lo primero que hemos hecho? Cambiar pañales. Malen está con la boca y ya sabeis. Ahora tengo al personal pendiente de hacer tareas varias. Me rodean dando saltos y giros raros. Tiemblo por la integridad de mi portátil. Quieren que deje de escribir y cual dictadora matriarcal exponga lo que han de hacer. Qué majos direís. Lo son. Y también avispados.
Saben que si hacen todo lo propuesto podrán jugar a la Play. Y, sino, no. Creo que, además de leer y hacer alguna cuenta les va a venir genial recordar cómo se pasa el polvo y recoge la ropa. Y a mí, también.
Que tengais un bonito día.
Que #lallaveerestúconacentoenlaú