El otro día fue su cumpleaños y dice que se le hizo muy corto. Cumplir siete años se suele vivir con especial alegría e intensidad y lo bueno ya se sabe que se nos pasa rápido.
Probablemente el día anterior, teniendo las mismas horas, le pudo resultar más largo; habría ganas de que llegase el gran día.
Y es que todo en esta vida, también el tiempo, es cuestión de percepción.
Minutos eternos.
Días largos.
Vidas Cortas.
Da qué pensar, ¿no?
Mirar al reloj con cariño y respeto es una asignatura social pendiente.
-Con cariño porque nos refleja la vida a través de un sencillo minutero.
-Con respeto porque nos avisa de que la vida pasa.
¡Qué bonita la vida cuando quieres que el reloj no corra pero sientes que la estás aprovechando y disfrutando!
Qué regalo es aprender a aburrirnos, disfrutar de los pequeños momentos y apurar el “slowlive” sin sentimiento de culpa.
Por eso:
-Busca la manera de hacer más ameno lo que menos te gusta hacer.
-Ten presente que en un segundo todo buen cambiar (para bien y para mal).
-Si no te gusta a qué le dedicas tu tiempo busca alternativas; no lo consumas porque no volverá.
-Abraza a toda aquella persona que honre a tu tiempo.
-Mantén distancia física y/o emocional con quien no respete el valor tiempo.
-Manda a la mierda a esa parte de ti que no disfruta de su tiempo, te dice que lo tienes que hacer todo en tiempo y forma, no te deja respirar e incluso da más valor al tiempo ajeno que al personal y “tómate algo” con la que se alegra de que te enfoques en lo que de verdad te importa, se mantenga alejada de los “ladrones del tiempo” y te diga que no pasa nada por descansar, reflexionar e incluso vaguear de vez en cuando.
Gracias por dedicar este ratito de tu vida para leer esta pequeña reflexión que no tiene otro objetivo más que recordarme y recordarte: CARPE DIEM.
Y sí, los lunes también CARPE DIEM
Y recuerda que en agua estancada, sólo crecen sabandijas.
Un abrazo.
La Pelaya