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SE HACE CORTO

El otro día fue su cumpleaños y dice que se le hizo muy corto. Cumplir siete años se suele vivir con especial alegría e intensidad y lo bueno ya se sabe que se nos pasa rápido.

Probablemente el día anterior, teniendo las mismas horas, le pudo resultar más largo; habría ganas de que llegase el gran día.

Y es que todo en esta vida, también el tiempo, es cuestión de percepción.

Minutos eternos.

Días largos.

Vidas Cortas.

Da qué pensar, ¿no?

Mirar al reloj con cariño y respeto es una asignatura social pendiente.

-Con cariño porque nos refleja la vida a través de un sencillo minutero.

-Con respeto porque nos avisa de que la vida pasa.

 

¡Qué bonita la vida cuando quieres que el reloj no corra pero sientes que la estás aprovechando y disfrutando!

Qué regalo es aprender a aburrirnos, disfrutar de los pequeños momentos y apurar el “slowlive” sin sentimiento de culpa.

Por eso:

-Busca la manera de hacer más ameno lo que menos te gusta hacer.

-Ten presente que en un segundo todo buen cambiar (para bien y para mal).

-Si no te gusta a qué le dedicas tu tiempo busca alternativas; no lo consumas porque no volverá.

-Abraza a toda aquella persona que honre a tu tiempo.

-Mantén distancia física y/o emocional con quien no respete el valor tiempo.

-Manda  a la mierda a esa parte de ti que no disfruta de su tiempo, te dice que lo tienes que hacer todo en tiempo y forma, no te deja respirar e incluso da más valor al tiempo ajeno que al personal y “tómate algo” con la que se alegra de que te enfoques en lo que de verdad te importa, se mantenga alejada de los “ladrones del tiempo” y te diga que no pasa nada por descansar, reflexionar e incluso vaguear de vez en cuando.

Gracias por dedicar este ratito de tu vida para leer esta pequeña reflexión que no tiene otro objetivo más que recordarme y recordarte: CARPE DIEM.

Y sí, los lunes también CARPE DIEM

A por la semana!

Y recuerda que en agua estancada, sólo crecen sabandijas. 

Un abrazo.

La  Pelaya

No es el qué. Es el cómo

Si tratan la misma temática, ¿por qué unas formaciones tienen más éxito que otras?, ¿qué opinas? Todo lo que estás pensando puede ser. Hay muchos elementos que influyen en el desarrollo y resultado de una formación así que vamos a concretar un poco más.

Si es la misma temática, con los mismos asistentes, en el mismo lugar, durante el mismo tiempo y utilizando los mismos recursos, ¿por qué una formación puede tener mejores resultados que otra?

RESPUESTA: Por el cómo.

Negocios, Oficina, Formación, Problema

Casi siempre es por el cómo.

Lo que diferencia a un formador de otro es el cómo planifica y desarrolla sus sesiones. No es ningún secreto que el personal está más que formado. Es posible que la formación que darás la semana que viene venga realizándose año tras año y los asistentes están más que hartos de lo mismo. Es más, pueden saber más que tú.

¿Qué harás para que tu formación aporte valor diferencial?, ¿no me dirás que piensas conquistarlos con un Power Point con sobrepeso?

Hazme caso. Una vez que cuentas con los conocimientos necesarios céntrate en trabajar el CÓMO vas a transmitirlos. Será la mejor inversión que hagas.

Y trabajar el cómo implica:

-Conocerte personal y profesionalmente. Como aperitivo te contaré que te vendría muy bien identificar dos o tres fortalezas y debilidades con respecto a la formación. Esto te ayudará a apoyarte en las fortalezas y  trabajar las debilidades (si son relevantes para la formación). Apoya tu formación en tus fortalezas. Por ejemplo, si eres una persona con sentido del humor utiliza el humor como recurso de conexión y aprendizaje, si eres creativo utiliza esta fortaleza para crear ejercicios innovadores o si tienes mucha experiencia práctica pon ejemplos reales.

– Empatiza con quienes van a acudir a tu formación. Aunque la temática sea la misma, las personas cambian.  Y si las personas cambian, tu forma de hacer formación ha de adaptarte a ellas.

– Escucha, escucha y escucha con todos los sentidos. Como dice una amiga, “Escucha también con los ojos”.

– Aunque lo tengas todo planificado no dudes en modificar el itinerario formativo si así lo demanda el personal.  Con esto no te digo que si la formación versa sobre energía puedas acabar hablando de alta costura; te digo que vayas incorporando los contenidos a demanda de la participación.

La falta de flexibilidad penaliza y mucho.

-Atento!!!! No sólo a lo que dices sino a cómo lo dices. Son muchas las ocasiones en las que no somos conscientes de cómo nos estamos comunicando y luego nos sorprendemos con los resultados.  Son los gestos, las miradas, las posturas, los silencios, las entonaciones…los que nos delatan (si hay algo que delatar).

¿Cómo saber si te centras más en el qué que en el cómo? Estas son algunas pistas.

  • Casi todo el tiempo y las energías las centras en los contenidos. Tienes el Power Point que va a explotar.
  • Sólo piensas en los asistentes en términos de número y rasgos generales.
  • Si piensas en los asistentes lo haces en términos de saben o no saben, exigen o no exigen.
  • Son ya demasiadas formaciones las que estás deseando acabar y…aún no han empezado!!!!
  • No piensas en ti.

Ahí va una pequeña historia:

Lucas se levanta pensando en cómo afrontar una formación que ha de impartir. Sabe que sabe pero no puede dejar de dudar de sí mismo. Cuando ha sido alumno ha podido comprobar que no sólo es importante saber, sino saber ser, estar y expresar. ¿Quién no ha sufrido a formadores que saben mucho? Piensa que no quiere ser uno de esos, ya sabes, uno de esos que te quitan las ganas de estar y aprender. Ostras! Y, ¿cómo se aprende a conectar?, ¿cómo sabré si estoy conectando?

Duda de todo. A lo mejor, aparece alguien que sabe más que él y le deja en ridículo, a lo mejor le hacen una pregunta que no sabe, a lo mejor la mayoría de los alumnos ya saben todo lo que les va a contar, a lo mejor se produce una situación desagradable entre alumnos y no sabe cómo gestionar…

Es consciente de que en muchas ocasiones el personal está hiperformado. ¿Cómo hacer de mi formación algo diferente?, ¿Cómo aportar valor?

No lo tiene claro: no sabe si tal y como lo ha preparado está bien y opta por hacer la décima revisión de un Power Point de innumerables páginas que no sabe si quiera si será capaz de abrir. Con los nervios todo puede pasar!

Pasa los días previos a la formación recordando experiencias formativas como alumno que no desearía volver a repetir, Y MUCHO MENOS COMO FORMADOR.

Las horas se van volando entre dudas, revisiones del Power y pensamientos alarmistas.

Y llega el día de la formación. Y hace uso de su Power Point como si no hubiese mañana. Y cuenta todo lo que quería contar. Todo ha ido bien. Además, nadie ha participado (debe de ser porque estaba todo muy claro) y todo ha estado “bajo control”. Cómo técnico que soy, he controlado y todo ha ido bien.

Bueno, eso cree porque no se ha detenido a preguntar, ni se ha atrevido a mirar a los oyentes.

 

De camino a casa se encuentra con su vecino. Apenas se conocen pero con el subidón de la formación ese día opta por preguntarle qué tal. “Bien, todo bien gracias”. Responde. “Voy a cenar algo rápido con un amigo. El pobre hoy ha tenido formación. Dice que el tipo sabía mucho de lo suyo pero no tenía ni idea de hacer formación. Un suplicio, vamos.”

¿Habrá ido a mi formación? Se pregunta Lucas.

En definitiva. Céntrate en cómo vas a contar todo lo que quieres contar. Céntrate en cómo vas a tratar a los asistentes. Céntrate en lo que te pueden preguntar y cómo responderás. Céntrate en cómo vas a reaccionar cuando sucedan “cosas” que no te gusten y céntrate en cómo te quieres sentir a lo largo de la sesión formativa. Céntrate en ti. Porque tú y sólo tú eres el recurso más importante con el que cuentas para hacer formación.

Un abrazo.

Ana “La Pelaya”

 

Y dice La Pelaya: «A más luz, más sombra»

Apliquen ustedes esto tanto a empresas como a personas. No hay luz sin sombra. ¿Qué quiero decir?

Todos, sin excepción, tenemos talentos y habilidades capaces de generar mucho valor. La cuestión está en que hay muchas personas que aún no lo saben y, de saberlo, no los han identificado. Otro aspecto a tener en cuenta es cómo se usan; muchas veces esos talentos y habilidades son los medios para la consecución de fines éticamente cuestionables. Pero bueno, eso es objeto de otro debate. Hoy quiero centrarme en las sombras que dan luz.

Una persona con muchas virtudes, habilidades y dones emana luz; ilumina el camino propio y ajeno. Compartir tiempo y espacio (tanto personal como profesional) con estas personas es un privilegio porque facilita la vida, el camino, el aprendizaje y la superación.

Muchas personas quieren ser luz sin saber que ya lo son. ¿Por qué no lo saben? Porque sólo ven su sombra. Y, ¿por qué sólo ven su sombra? Porque sienten y  ven una sombra muy grande. ¿Grande? Si, grande. Un persona con mucha luz también da mucha sombra. Ya sabes, como el ying y el yang.

Cuando alguien es muy valorado es muy probable que, al menor error, sea igual de menospreciado. No sólo por los demás, sino por sí mismo.

Alguien que cuenta con talentos y habilidades destacables es posible que también tenga incapacidades notables.

Una empresa con una imagen prestigiosa también puede tener partes igualmente oscuras.

Un profesional con fortalezas puede ser igualmente débil en otras áreas.

Cuanta más luz; más sombra. La validez de esta idea a veces no está basada en la objetividad sino en la subjetividad; en la PERCEPCIÓN.

Los seres humanos estamos «enganchados» a las expectativas sobre situaciones, personas, presentes y futuros. Y, como enganchados que estamos, así pensamos; en términos de todo o nada. O soy el mejor o no soy bueno. O me quieren o me odian. O todo o nada. O me sale del todo bien o me sale una mierda. O están conmigo o están contra mí.

Y claro, si estoy en pleno proceso de desarrollo personal, me cuesta entender cómo si cada vez soy y estoy mejor me siguen apareciendo sombras. Y, lo que puede resultar más incomprensible, por qué cada vez parecen mayores.

Nos cuesta entender cómo es posible que si estamos avanzando profesionalmente cada vez aparezcan más y más retos, inseguridades y dudas.

Quizás la clave está en centrarse más en la luz que en las sombras. Enfocarnos en la parte «positiva» y constructiva de nosotros mismos, de nuestro entorno y de nuestra sociedad hará que lograremos ganarle terreno a la sombra.  Así, poco a poco, «clarearemos» la oscuridad.

Otra perspectiva puede basarse en mirar con agradecimiento, sin miedo y con ganas hacia nuestra sombra y ponernos a trabajar.

Y es que, lo mires como lo mires, todo pasa por sacar el pico y la pala y ponernos a trabajar.

Y, entre pico y pala, también conviene descansar. Que tengas un buen día.

#lallaveerestúconacentoenlaú

 

 

 

 

¿A qué huele tu empresa?

En las empresas pasan cosas. Y, en la tuya también.

Las personas hacemos que pasen cosas y eso se percibe en el ambiente. Tanto es así que cada organización puede llegar a tener su fragancia.

He tenido la oportunidad de pasar tiempo de diferentes empresas o, lo que es lo mismo, diferentes familias organizaciones. Según cruzas el umbral de la puerta el aroma comienza a asomar; ¡madre mía! (pienso).

Hay empresas que huelen a fragancias cargadas de mal rollo, enfado y frustración

Hay empresas con aromas a estrés del bueno, motivación y risas en el café

Hay empresas que huelen a pocas ganas

Hay empresas con fragancias «mejor callar, por si acaso»

Hay empresas que huelen a miedo

Hay empresas que huelen a «en cualquier momento estalla la tercera guerra mundial»

Hay empresas con fragancia «odeté» o «jódete» (como decía el chiste)

Hay empresas de aromas cálidos, de «venga, vamos»

Hay empresas con olor a concentración y pincho de tortilla

¿A qué huele tu empresa?.

Lo sé, una empresa puede oler a varias fragancias a la vez. Depende del día o de los retos asumir. Incluso, un departamento puede oler diferente a otro.

Quien ostente la responsabilidad general sobre una organización ha de saber que la clave está en identificar cómo suele oler su organización porque eso será lo que contagie a empleados, directivos, proveedores, clientes, etc. Ese olor será el que genere atracción o pérdidas de valor, mejor o peor imagen, más o menos pérdida de recursos por malos entendidos, conflictos enquistados, gestiones emocionales desadaptativas, etc.

Quien trabaje o colabore en una empresa ha de preguntarse cómo huele su organización y en qué medida él o ella contribuye a ello. Porque los olores no vienen de la nada; los olores emocionales proceden de las emociones individuales y colectivas de quienes integran un colectivo. Todos añadimos aroma. Todos dejamos impronta emocional.

Como con casi todo, si no te gusta la fragancia de tu empresa, se puede cambiar. ¿Cómo? Para empezar, cambiando tú (auque sea sólo un poquito). Además, puedes recurrir a formaciones, talleres, etc.  en los que los participantes recuerden y/o aprendan cómo es un buen profesional y las ventajas que ofrece la inteligencia emocional tanto a nivel laboral como personal.

Después de lo vivido, nos merecemos un premio; desarrollar nuestra inteligencia emocional.

Porque siempre, #lallaveerestúconacentoenlaú

#lallaveemocional

#empresasemocionalmenteinteligentes

Y dice La Pelaya: ¿Trabajar con «House»?

No creo en las casualidades. Más bien, soy partidaria de las causalidades.  Pero oye, esto es cuestión de percepciones.

En los últimos tiempos y por motivos varios en algunas de mis conversaciones se ha colado un señor llamado House. Sí hombre!!, seguro que lo recuerdas.  Es el protagonista de una serie muy conocida de televisión. En la serie se llama Gregory House; un genio de la medicina tan agudo como satírico. Me gusta la serie; es rápida, intensa, reflexiva, impactante y sobre todo, no me deja indiferente. House, tampoco. Tiene su punto.

El caso es que, serie de televisión a parte, seguramente todos conozcamos a personas «House». No pasan desapercibidas. En muchos casos,de coeficiente intelectual van más que sobradas; otra cosa es el coeficiente emocional.  Y no estoy hablando de personas con algún tipo de diagnóstico determinado. Hablo de personas con formas de actuar basadas fundamentalmente en el yo, mi percepción, mi razón e incluso mi zona de confort.

A los perfiles «House» se les suele justificar, «perdonar» o pasar algunos comportamientos o conductas porque tienden a solucionar los problemas con relativa facilidad. O eso parece. Pero, ¿cómo los solucionan? Ay, amigos, ese es otro cantar.  Desde que el problema se genera hasta que se soluciona hay muuuucho tiempo para que «l@s houses» sean capaces de levantar todos los conflictos habidos y por haber. Me explico:

  • Su propia gestión emocional se parece más a un conjunto vacío que a cualquier otra cosa.
  • La comunicación con sus compañeros o equipo de trabajo se parece mucho a un campo de minas. Según van hablando o callando levantan ampollas y conflictos entre y con compañeros.
  • Aciertan sí, pero a la vez arrasan. La hierba deja de crecer una temporada por donde pasan.
  • Puede que se den cuenta, pero no le dan importancia. También puede que no se den cuenta.

Mucha gente quiere conocer a un «House» e incluso ficharlo en su empresa. Parecen eficientes. Otra cosa es tenerlos cerca. No es fácil trabajar con ellos. A veces, parece que se les olvida que son y somos personas. Se mueven con soltura en lo lógico y racional. Lo emocional les bloquea, altera e incluso les daña. Ahí, no saben por dónde tirar; darse cuenta de ello les hace sentir indefensos y vulnerables.

Entretiene verlos en la tele pero no motiva sufrirlos en la realidad.

Recordemos que «los houses» son personas que sienten (aunque no lo demuestren). No es cuestión de atacarles.

Recuerden «los houses» que su doctor referente al acabar el show se sentía solo, triste y aislado. Merece la pena «humanizar» el trabajo. Es una inversión personal, profesional y social el saber integrar las emociones en todos los contextos en los que nos movemos.

Hemos venido al mundo para avanzar y sin amor jamás se hará. Y cuando digo amor me refiero al cariño, consideración, agradecimiento, apoyo y reconocimiento a las personas junto a las que trabajamos.

Integrar la gestión emocional en la praxis personal y profesional nos acerca no sólo a la eficiencia sino tambíen a la excelencia.

¿Un líder «house»?

¿Un compañero «house»?

¿Qué opinas?

La Pelaya sabe lo que es compartir espacios con «houses» y, aunque puede y quiere empatizar con ellos, desea que los «houses» hagan un poquito más calor de hogar y dejen los hielos para la fracturas.

Buena semana.

Siempre #lallaveerestúconacentoenlaú

El fondo de armario de la Inteligencia Emocional

Da igual a lo que te dediques o quieras conseguir. Para evolucionar, siempre hay que hacerlo desde una base; tú.

Como si de un edificio se tratase, la construcción de nuestra vida es mejor hacerla desde los cimientos, desde la persona. Hacerlo así garantiza más probabilidad de éxito, más capacidad de resistencia a la frustración y resiliencia y sobre todo, más habilidades para la superación de obstáculos y consecución de objetivos.

Las emociones son parte de nosotros. Es más fácil despergar un chicle del pelo que despegarnos de nuestras emociones. Por algo será.

Hemos de convertir a las emociones en aliadas para conseguir reto y superar obstáculos. Para ello es importante conocer su idioma.

Identificar la emoción desde la que hablamos  y desde la que  nos habla nuestro compañero de trabajo, nuestro cliente o nuestra jefa nos ayuda a empatizar y hacernos entender mucho mejor. No hacerlo, nos acerca peligrasamente al conflicto destructivo.

Sabemos que las emociones se contagian asi que, especialmente en momentos importantes o complejos, tengamos muy claro desde qué emoción queremos comunicarnos porque será la que contagiemos.

Si nos comunicamos desde cualquier emoción de la cuadrilla de la alegría sabremos que podremos contagiar confianza, seguridad, tranquilidad, alivio, humor…

Si nos comunicamos desde la tristeza contagiaremos tristeza o incluso enfado.

Si nos comunicamos desde la ira contagiaremos ira al cuadrado.

Si nos comunicamos desde el miedo transmitiremos poca credibiliadad y contagiaremos miedo.

Y así sucesivamente.

Podemos contagiar lo que nos de la gana (faltaría más) pero luego, seamos conscientes de las repercusiones y no culpabilicemos exclusivamente  a los demás de las respuestas que obtenemos.

Las emociones no son buenas ni malas, son necesarias. Cómo reaccionamos a lo que sentimos y cómo los transmitimos es la clave para superarnos. Servidora tiene a la ira bien cerquita y poco a poco está sacando lo mejor de ella.

Siempre, #lallaveerestúconacentoenlaú

Y dice La Pelaya; quiero ser como el hermano de Sofía

El padre de Sofía vino a España cuando su hija tuvo un niño con discapacidad. Lo dejó todo para ayudarla. Trajo a su hijo pequeño. Los inicios fueron muy duros, me dijo. Estaban todos juntos en una habitación. Su hermano era muy pequeño. Tenían un vieja televisión en la que sólo se veía la ETB1. Sólo hablaban en euskera.

Y pasó el tiempo. Su hermano ahora tiene 11 años y ha recibido varios premios; habla y escribe tan bien en eukera que el colegio al que va expone con orgullo los trofeos con estrellas que su alumno de piel tostadita ha recibido.

Todo ello me lo cuenta con orgullo y esperanza. Ha comprobado como todo puede suceder.

Su hermano es un ejemplo de cómo convertir un obstáculo en una fortaleza, le dije. Sonrió orgullosa. Seguramente pensaba en sus propios hijos y por qué no, en ella. Estábamos entrenando habilidades para la a tención al cliente. Tiene ganas de salir adelante y demostrar lo que quiere y sabe hacer.

Superarnos en la vida sólo depende de nosotros. No podemos elegir  mucho de lo que nos sucede. Tampoco podemos evitar sentirnos mejor o peor por ello. Lo que sí está en nuestra capacidad de control  es escuchar el mensaje de las emociones y transformar su energía en superación. Quizás no te hayas dado cuenta pero es lo que haces casi todos los días; continuar.

Ahora lo que toca es avanzar con firmeza, ilusión, motivación y sobre todo, cuidando mucho la gestión de nuestras emociones. De ello dependen los resultados.

En breve nos despediremos del 2020. Año duro, estoy de acuerdo. Pero, si alguien osa finalizar el año sin hacer balance del aprendizaje recibido que no se queje de lo que le puede volver a suceder. Este año está siendo tan duro como didáctico. Y, aunque servidora, no es partidaria de la «letra con sangre entra» creo firmemente que este año no sólo nos ha enseñado lo que es Covid. Hay mucho más detrás del virus y del confinamiento.

Mientras te estoy escribiendo tengo a un hijo chinchando a otro. Si no tienen tablet o Play tienden a comportarse como cachorritos que hacen temblar al sofá. Mientras tanto su hermana pequeña revolotea por el salón cual huracán Paquito; ni me atrevo a hacer foto. En fin, veremos cómo se desarrolla la mañana.

Desde el foco del huracán, despido la transmisión deseándome y deseándote la paz exterior y sobre todo, la paz interior. Creo que, especialmente,  esta mañana la voy a necesitar.

Y, desde el caos de mis salón sigo diciendo y pensando que

#lallaveerestúconacentoenlaú

 

#lallaveemocional

#formación

#inteligenciaemocional

#superación

#2020aprendodetí

 

 

 

Y dice La Pelaya que quería ser presentadora de televisión

Íbamos paseando. Compartir una torta de pan de aceite es uno de nuestros placeres favoritos.

-De pequeña ¿Qué querías ser?- me preguntó Jon.

-Pues, muchas cosas- le dije. -Por ejemplo, presentadora de televisión-.

-Pues no lo has conseguido- me contestó con tono de reproche.

-Lo sé, pero también quería «ser» algo en lo que pudiese ayudar y enseñar y mira, eso lo he conseguido-, dije. Asintió con la cabeza.

-Y tú Jon, ¿qué quieres ser de mayor?- Le pregunté.

-Yo ganadero- (como el tío) contestó con energía.

Lo tengo claro y no voy a cambiar de opinión-. Sonreí.

Prefiero los pueblos a las ciudades y me gustan los animales-.

Pasar los festivos y veranos en una granja es lo que tiene, que engancha. Cada vez que habla por teléfono con los abuelos les pregunta » ¿Ha parido alguna vaca?».

Hace tres años alguien le dijo al final del verano que en septiembre debía volver al cole a lo que respondió que eso no podía ser porque tenía mucho trabajo por hacer; debía abonar los prados.

-Ya sabes que es una profesional muy sacrificada. Se trabaja todo los días del años así que no podrías irte de vacaciones-. Le dije.

-Ya lo tengo todo pensado-. Contestó.

-Voy a montar la granja con mi primos. Ya me han dicho que quieren hacerlo-.

Y ¿Qué le voy a decir yo? Que haga aquello que desee hacer pero que lo haga con ganas y cariño.  Lo importante es que sea feliz en su día a día.

Porque, por propia experiencia, no hay nada igual.

Y tú ¿qué quieres ser de mayor? La Pelaya te dice lo mismo que le dice a quien más quiere del mundo; hagas lo que hagas sé feliz.

Y no, no me valen pensamientos  ni excusas como:

» A estas alturas de la vida poco se puede elegir».

» La vida es lo que es y poco puedo hacer».

» No me gusta mi trabajo pero me tengo que aguantar»

» Lo intentaré»

A cualquier altura de la vida se pueden hacer cosas para mejorarla. En cualquier momento podemos ser mejores tanto a nivel personal como profesional. En cualquier trabajo se pueden encontrar grietas positivas a las que agarrarse y dejar entrar la luz.  La clave está en elegir conscientemente MEJORAR.

En la vida, hay dos llaves maestras que nos abren las puertas de la mejora: La Comunicación y la Inteligencia Emocional. 

Y, por ello te lanzo  esta propuesta  formativa para el desarrollo de tu comunicación emocional que podrás  encontrar en mi página web www.lallaveemocional.com

 

¿Quieres comunicarte  mejor tanto en tu entorno personal como profesional?

¿Harás entrevistas de trabajo próximamente?

En tu trabajo, ¿has de hacer presentaciones?

¿Te dedicas a dar conferencias o hacer exposiciones?

¿Eres formador, consultor o coach?

¿Quieres vender tu producto o servicio?

¿Eres emprendedor?

¿Quieres ser ganadero?

En estos casos y muchos más necesitas entrenar tu comunicación emocional.

 

Echa un vistazo:

 

No le des más vueltas y salta. Hazte el regalo de prosperar. Regala prosperidad.

Fórmate con La Pelaya.

Porque siempre,

#lallaveeretúconacentoenlaú

 

Como no lo veo, no existe

¿Quien no quiere evolucionar? Supongo que casi todo el mundo desea avanzar.

Con la Navidad, el fin de año y el inicio del 2021 toca itv vital. Quien más quien menos siempre revisamos aspectos generales de nuestra vida tanto personal como profesional.

Y ahí es donde llegan los objetivos; lo que nos gustaría conseguir a lo largo de los 365 días venideros.

Hay quien quiere mejorar profesionalmente; para ello, algo habrá que hacer, ¿no?

Hay quien con quedarse como está se da por satisfecho; para mantenerse también hay que trabajar.

Hay quien desea no empeorar; el cambio hacia lo negativo sólo puede evitarse o reducirse actuando.

El caso es que la acción se presenta como un recurso esencial para conseguir nuestros objetivos.

Por supuesto, la acción debe ser consciente y controlada. Actuar al «turun tun tun» es una opción tan arriesgada como imprevisible.

Después de varios años de trayectoria profesional  formando y acompañando a muchas personas en su desarrollo personal y profesional y, cómo no, de recorrido personal, me he dado cuenta de que todo objetivo, sin excepción, precisa de dos recursos clave para su consecución.

La Comunicación.

Saber qué decir y cómo decir nos allana el camino. No sacer decir ni cómo decir impide conectar, avanzar y,sobre todo, confiar.

La Gestión emocional.

Las emociones nos «chivan» el estado de nuestro proceso hacia el objetivo. Hacerlas caso y gestionarlas adecuadamente es como tener la mitad del número del Gordo de la lotería. De lo contrario, será otro gordo el que te pueda tocar. Todo esto me lo ha enseñado mi mala h.

A partir de ahí, el resto de recursos irán  tomando protagonismo. Pero, sin habilidades comunicativas y con escasa gestión emocional poco recorrido vamos a avanzar.

Y, ¿qué puede pasar? Que no te hayas percatado que necesitas mejorar estas dos habilidades. A veces, nos pasa como a los coches; tenemos algun ángulo muerto que nos impide darnos cuenta de lo que de verdad está ocurriendo y vivimos en la ignorancia de no saber qué necesitamos mejorar. El caso es que de repente queremos adelantar y piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii; el coche de atrás nos pega un buen repaso porque no hemos sabido mirar. A veces nos libramos del golpe y, otras veces, no.

Y tú, ¿Estás de acuerdo?

Echa un vistazo:

Buen día para tí también.

#lallaveerestúconacentoenlaú

La Pelaya te habla de la v

Hola!, ¿Cómo estás?. Servidora, La Pelaya, bastante animada y sobre todo convencida del impacto del Método LLave.

Ya hemos hablado sobre la importancia de «LLamarnos por nuestro nombre» (LL).

Ya hemos comentado sobre la necesidad de «averiguar» el mensaje que nos traen nuestras emociones y estados emocionales (A).

Y hoy hablaremos del impacto de las visualizaciones: » Visualiza tu objetivo personal y/o profesional y emocional» (V).

La visualizaciones no son cuentos imaginarios, no necesariamente. Las visualizaciones son bocetos de realidad. A través de las visualizaciones entrenamos la mente. Imaginarte dando el salto que deseas te ayuda a:

  • Visualizar tu éxito.
  • Desarrollar una red neuronal que favorezca la consecución de tu objetivo.
  • Te prepara mentalmente para el reto que decidas asumir.
  • Es una buena forma de identificar pensamientos que te ayudan, desechar aquellos que te limitan inncecesarimente y generar nuevas perspectivas mentales que no habías contemplado.

Todas estas y muchas más son las bondades de un ejercicio tan potente como accesible. Se trata de entrenar nuestra mente para favorecer que desarrollemos destrezas  intelectuales y físicas. ¿Por qué crees que gran parte de los atletas o resto de profesionales de éxito utilizan sus visualizaciones y entrenan su mente?.  Y no, no es porque lea han patrocinado para que lo digan. Saben de la importancia de hacerlo.

Creo, que por   experiencia  propia ya sabemos lo que es afrontar una tarea o decisión cuando nuestra mente no está por la labor. Si no quiere subirse a la bici, no vamos a pedalear y como a alguien se le ocurra empujarnos ya sabemos lo que va a pasar.

Así que, ya sabes, visualiza tu éxito. Sea cuál sea tu objetivo convéncete del impacto positivo de las visualizaciones, recrea en tu imaginación escenas y ambientes  lo más detalladas posibles y repite, repite y repite hasta que la realidad se confunda con tu imaginación.

Además, quiero pedirte algo. Visualiza también tu objetivo emocional. Pase lo que pase con tu salto ¿Cómo te sentirás?.

Hoy, al volver a casa, pase lo que pase ¿Cómo te quieres sentir?. Pues, actúa en consecuencia. Funciona.

 

¿Qué opinas?

Siempre #lallaveerestúconacentoenlaú

Buen día.

La Pelaya