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Y dice La Pelaya: «Siempre levantan la cabeza»

Hola, ¿Cómo estás?

Al habla, La Pelaya

Me pasa muchísimas veces. En bastantes formaciones y con diferentes colectivos.

🧐 A todos les interesa.

No estaba en el guión pero es inevitable que aparezca.

Es mencionarla y levantan la cabeza.

Después de todo, ¿quién no tiene?.

Cuando te expones ante los demás porque haces una charla, una clase, un taller o una formación ella está muy presente. Suele ser la que responde en la adversidad.
Ante la crítica, las situaciones complejas o lo retos ella salta o se repliega. Todo depende de cómo está.

Y es que la 🧬 AUTOESTIMA siempre es un tema a tocar.

Los que continuamente nos estamos exponiéndonos ante los demás, quiero decir, los que lo hacemos un poco más que la media, necesitamos tenerla aún más presente.

Y es que hay dos cuestiones claras:

👉1.Nuestras forma de formar dependerá de cómo anda nuestra autoestima.
👉2.Para que se produzca el aprendizaje hemos de «tratar» adecuadamente a la autoestima de los demás.


A groso modo podríamos decir que hay personas con autoestima alta y estable ☀️ Esta mola porque, quien la tiene, en la mayor parte de casos está seguro y tranquilo consigo mismo. No se toma a la tremenda muchas de las cosas que pueden pasar en un proceso formativo y están más orientados  al aprendizaje y superación (estoy hablando tanto de formadores como de alumnos). Los acontecimientos externos no debilitan su confianza y ganas de mejorar.

También podemos encontrarnos con personas con autoestima alta pero inestable.⛅️ Se sientes seguros y confiados hasta que los acontecimientos externos no digan lo contrario. Imagina lo que puede ser eso. Si un asistente a una formación manifiesta descontento, pierde la seguridad y concentración. Si alguien le contradice se altera, bloquea o empequeñece el resto de la formación. Depende demasiado de los acontecimientos externos…Y lo mismo le puede pasar a un alumno o asistente a una formación.


¿Qué me dices de la autoestima baja y estable? 🌧 Ya sabes, da igual lo bien que lo haga, el  feedback que reciba, los resultados positivos que obtenga…Nada de ello hace cambiar la perspectiva negativa sobre sí mismo y su situación. Hay formadores y alumnos con esta autoestima. Como formadores debemos trabajarla para evitar que interfiera negativamente en nuestra labor (entre otras cosas) y ser conscientes de la importancia de «alimentar» positivamente el clima que se genera a fin de incentivar ese cambio de mentalidad en quien no se valora a sí mismo.

Por su lado, quien tiene autoestima baja e inestable 🌩 aún sufre más las variaciones externas.Todo o casi todo es motivo para ser y estar más negativo. Siempre hay tiempo para quererse menos y peor. Un formador con esta autoestima es «carne de cañón» y el sufrimiento es su pan de cada día. Una alumno con este perfil, si no se sabe gestionar, es fuente de desmotivación, conflicto y analfabetización.

Y, ¿Qué me dices de formadores y alumnos con autoestima inflada? 💨 Todo un reto. Profesionales que creen que saben más que nadie, lo hacen mejor que nadie y nunca se equivocan. Y, si lo hacen, es por culpa de los demás. Alumnos que no se hacen responsables de sus fallos y conductas. No saben y tampoco les gusta escuchar ¿Para qué si siempre tienen razón?.

Y este sería una pequeña reflexión sobre autoestima-formador-alumno o asistente (como lo quieras llamar).

A dónde quiero llegar:

Si quieremos hacer mejor nuestro trabajo, en las clases, en las formaciones y en las presentaciones no sólo debemos gestionar y trasladar contenidos. Necesitamos alimentar positivamente las autoestimas; la propia y las ajenas.

📌 El primer gran paso. Identificar qué tipo de autoestima tenemos en este momento. 📌

¿Cómo está la tuya?

P.D: Aplicable también a profesionales de sectores varios. Mejor dicho, aplicable a profesionales. 

Buen día.

La Pelaya.

Cuéntame…¿En qué te puedo ayudar?

Identificar y aceptar a mi mala h. fue un paso. Un gran paso. Sabía que tendía a responder impulsiva e incluso agresivamente ante situaciones inesperadas o comentarios desacertados.  Es mi tendencia natural y me quiero respetar.

El descubrimiento se produjo cuando hallé la inteligencia emocional. He de reconocerte que hace algunos años pensaba que las emociones y su gestión eran poco más que una moda utópica. Nadie me había enseñado nada sobre ellas.

El caso es que las emociones existen, importan e impactan, vaya si impactan.  Lo pude comprobar tanto en mi vida personal como profesional.  Y lo creo, lo veo y lo siento en las formaciones.

Como alumna, como oyente, como persona y como profesional considero que cualquiera  que trabaje habitualmente con otras personas (casi todas) y que necesite de forma especial de la comunicación para hacer bien su trabajo NECESITA Y DEBE trabajar activamente su comunicación emocional.  No hay atajo.

Si nos centramos en el ámbito de la formación y de la comunicación podemos echar la vista atrás y recordar maestros, profesores, tutores y formadores que hemos tenido a lo largo de nuestra vida. ¿Qué recordamos de ellos? Muchas cosas pero, sobre todo, lo que nos hicieron sentir porque de ahí partió nuestro aprendizaje.

  • Recordamos cuánto y cómo aprendimos, por lo tanto, la capacidad de transmitir del profesional es clave para lograr el objetivo.
  • Recordamos cómo nos sentimos durante la formación.
  • Recordamos anécdotas más o menos agradables que sucedieron durante el aprendizaje y cómo fueron gestionadas por el profesional.
  • Recordamos cómo se comportaba; su voz, sus gestos, sus palabras, sus miradas…
  • Recordamos su inteligencia emocional. Porque todo esto y mucho más es la inteligencia emocional.

Mientras lees este post seguro que estás con alguna formación o presentación en mente. Es muy probable que estés centrando tu atención en lo que vas a contar. Haces bien. Bueno, haces bien si también centras tu preparación en quienes van a escucharte y acompañarte, si te preparas emocionalmente para todo tipo de contingencias, si visualizas escenarios deseados, si identificas tus fortalezas…

Y claro, hay veces, momentos y etapas que no es tan fácil. Miedos, experiencias anteriores, creencias limitantes o el desconocimiento de uno mismo y de diversas técnicas emocionales y de comunicación, dificultan hacerlo tan bien como queremos. Y eso, nos aleja de nuestros objetivos, y nos acerca a una mayor inseguridad, pudiendo llegar a impedir  disfrutar de tus formaciones.

Desde la emoción, nos comunicamos.

No hay formación ni comunicación sin emoción.

Como profesional debes y mereces disfrutar y hacer mejor tu trabajo.

Si algo de todo lo que te estoy contando te suena, te inquieta o te preocupa, sólo tienes que contactar conmigo y hablaremos.

Porque todo esto tiene solución.

Porque tú puedes llegar a ser y estar mejor en tus formaciones. No lo dudes.

¿Hablamos?

Y dice La Pelaya: «La autoestima de tu empresa…»

Todos tenemos autoestima. Las empresas también. Ellas no hablan ni expresan explícitamente sus percepciones, opiniones o creencias pero eso no significa que no las tengan. Lo hacen de muchas otras maneras.

No olvidemos que las organizaciones están integradas por personas y, por lo tanto, son en muchos casos el reflejo de las mismas. Lo que opinan los profesionales de sus empresas influye en cómo hablan, o no, de ellas.

Hay personas que están orgullosas de sus empresas . Cualquier ocasión es buena para concretar en dónde trabajan y, a pesar de las debilidades o errores que se pueden cometer, se sienten identificados con la esencia de su organización. Se trata de entidades muy consientes de sus debilidades y fortalezas porque se conocen a sí mismas, son capaces de reconocer logros y resultados no deseados, confían en sus posibilidades, asumen riesgos y se responsabilizan de sus acciones. No son perfectas pero sí se acercan a lo que quieren ser ¿Sabes por qué? Porque saben lo que quieren ser. Además, aceptan los cambios con actitud positiva. Gestionan las emociones globales de forma adaptativa.

¿Comenten errores? Muchos. Pero saben que el error es el foco del aprendizaje. Una cosa es ser un error y otra cometer un error. Y lo saben.

Hay profesionales que se avergüenzan de sus empresas . No lo dicen explícitamente pero, si pueden, evitan pronunciar su nombre. El hecho de que sea una organización grande o conocida es indiferente. Da igual la inversión que se haya realizado en publicidad para reforzar su autoestima e imagen social; el profesional no conecta con ella. El sueldo y ciertas comodidades son los nexos de unión.

¿Por qué no se conecta? Hay muchos aspectos a tener en cuenta para dar respuesta acertada a esta cuestión. Uno de ellos: LOS VALORES.

Sí, ya sabes, los motivos más profundos  que tenemos para la acción. Todas las personas y todas las organizaciones tenemos objetivos (qué conseguir) y son muchos y muy variados los caminos que se pueden recorrer para conseguirlos. Los valores determinaran cómo conseguir el objetivo; son líneas rojas que se quieren respetar y son inspiraciones para la acción.

¿Alguna vez te has parado a observar y leer la página web de tu empresa? Echa un vistazo. Seguro que encuentras una pestaña que hace alusión a la misión, visión y valores de la organización. Pocos lo leen.

Esos principios deben de ser los que rijan las acciones, decisiones y omisiones de la praxis habitual. Debería ser así. Además, esos valores han de ir en la misma línea de los valores de sus profesionales porque, de lo contrario, se producirá el conflicto. Sí, aquí está un foco de conflicto.

La autoestima de la empresa, al igual que la de sus profesionales, ha de ser mimada y cuidada. De ella dependerán las decisiones y acciones organizacionales habituales. De estas últimas, surgirán las resultados.

Quienes dirigen y/o lideran la organización deben de ser consientes de cómo está la autoestima de su organización. No vaya a ser que estén echando órdagos con las cartas y actitud equivocada.

¿Cómo hacerlo? conectando o reconectando con los profesionales que integran su mundo organizacional. Invirtiendo tiempo y recursos para afianzar el compromiso que posibilita el desarrollo del valor y conectando emocionalmente con la familia profesional. Un buen profesional no sólo se mueve por un sueldo o condiciones económicas.

lallaveemocional.com

 

¿A qué huele tu empresa?

En las empresas pasan cosas. Y, en la tuya también.

Las personas hacemos que pasen cosas y eso se percibe en el ambiente. Tanto es así que cada organización puede llegar a tener su fragancia.

He tenido la oportunidad de pasar tiempo de diferentes empresas o, lo que es lo mismo, diferentes familias organizaciones. Según cruzas el umbral de la puerta el aroma comienza a asomar; ¡madre mía! (pienso).

Hay empresas que huelen a fragancias cargadas de mal rollo, enfado y frustración

Hay empresas con aromas a estrés del bueno, motivación y risas en el café

Hay empresas que huelen a pocas ganas

Hay empresas con fragancias «mejor callar, por si acaso»

Hay empresas que huelen a miedo

Hay empresas que huelen a «en cualquier momento estalla la tercera guerra mundial»

Hay empresas con fragancia «odeté» o «jódete» (como decía el chiste)

Hay empresas de aromas cálidos, de «venga, vamos»

Hay empresas con olor a concentración y pincho de tortilla

¿A qué huele tu empresa?.

Lo sé, una empresa puede oler a varias fragancias a la vez. Depende del día o de los retos asumir. Incluso, un departamento puede oler diferente a otro.

Quien ostente la responsabilidad general sobre una organización ha de saber que la clave está en identificar cómo suele oler su organización porque eso será lo que contagie a empleados, directivos, proveedores, clientes, etc. Ese olor será el que genere atracción o pérdidas de valor, mejor o peor imagen, más o menos pérdida de recursos por malos entendidos, conflictos enquistados, gestiones emocionales desadaptativas, etc.

Quien trabaje o colabore en una empresa ha de preguntarse cómo huele su organización y en qué medida él o ella contribuye a ello. Porque los olores no vienen de la nada; los olores emocionales proceden de las emociones individuales y colectivas de quienes integran un colectivo. Todos añadimos aroma. Todos dejamos impronta emocional.

Como con casi todo, si no te gusta la fragancia de tu empresa, se puede cambiar. ¿Cómo? Para empezar, cambiando tú (auque sea sólo un poquito). Además, puedes recurrir a formaciones, talleres, etc.  en los que los participantes recuerden y/o aprendan cómo es un buen profesional y las ventajas que ofrece la inteligencia emocional tanto a nivel laboral como personal.

Después de lo vivido, nos merecemos un premio; desarrollar nuestra inteligencia emocional.

Porque siempre, #lallaveerestúconacentoenlaú

#lallaveemocional

#empresasemocionalmenteinteligentes

Y dice La Pelaya que quería ser presentadora de televisión

Íbamos paseando. Compartir una torta de pan de aceite es uno de nuestros placeres favoritos.

-De pequeña ¿Qué querías ser?- me preguntó Jon.

-Pues, muchas cosas- le dije. -Por ejemplo, presentadora de televisión-.

-Pues no lo has conseguido- me contestó con tono de reproche.

-Lo sé, pero también quería «ser» algo en lo que pudiese ayudar y enseñar y mira, eso lo he conseguido-, dije. Asintió con la cabeza.

-Y tú Jon, ¿qué quieres ser de mayor?- Le pregunté.

-Yo ganadero- (como el tío) contestó con energía.

Lo tengo claro y no voy a cambiar de opinión-. Sonreí.

Prefiero los pueblos a las ciudades y me gustan los animales-.

Pasar los festivos y veranos en una granja es lo que tiene, que engancha. Cada vez que habla por teléfono con los abuelos les pregunta » ¿Ha parido alguna vaca?».

Hace tres años alguien le dijo al final del verano que en septiembre debía volver al cole a lo que respondió que eso no podía ser porque tenía mucho trabajo por hacer; debía abonar los prados.

-Ya sabes que es una profesional muy sacrificada. Se trabaja todo los días del años así que no podrías irte de vacaciones-. Le dije.

-Ya lo tengo todo pensado-. Contestó.

-Voy a montar la granja con mi primos. Ya me han dicho que quieren hacerlo-.

Y ¿Qué le voy a decir yo? Que haga aquello que desee hacer pero que lo haga con ganas y cariño.  Lo importante es que sea feliz en su día a día.

Porque, por propia experiencia, no hay nada igual.

Y tú ¿qué quieres ser de mayor? La Pelaya te dice lo mismo que le dice a quien más quiere del mundo; hagas lo que hagas sé feliz.

Y no, no me valen pensamientos  ni excusas como:

» A estas alturas de la vida poco se puede elegir».

» La vida es lo que es y poco puedo hacer».

» No me gusta mi trabajo pero me tengo que aguantar»

» Lo intentaré»

A cualquier altura de la vida se pueden hacer cosas para mejorarla. En cualquier momento podemos ser mejores tanto a nivel personal como profesional. En cualquier trabajo se pueden encontrar grietas positivas a las que agarrarse y dejar entrar la luz.  La clave está en elegir conscientemente MEJORAR.

En la vida, hay dos llaves maestras que nos abren las puertas de la mejora: La Comunicación y la Inteligencia Emocional. 

Y, por ello te lanzo  esta propuesta  formativa para el desarrollo de tu comunicación emocional que podrás  encontrar en mi página web www.lallaveemocional.com

 

¿Quieres comunicarte  mejor tanto en tu entorno personal como profesional?

¿Harás entrevistas de trabajo próximamente?

En tu trabajo, ¿has de hacer presentaciones?

¿Te dedicas a dar conferencias o hacer exposiciones?

¿Eres formador, consultor o coach?

¿Quieres vender tu producto o servicio?

¿Eres emprendedor?

¿Quieres ser ganadero?

En estos casos y muchos más necesitas entrenar tu comunicación emocional.

 

Echa un vistazo:

 

No le des más vueltas y salta. Hazte el regalo de prosperar. Regala prosperidad.

Fórmate con La Pelaya.

Porque siempre,

#lallaveeretúconacentoenlaú

 

Como no lo veo, no existe

¿Quien no quiere evolucionar? Supongo que casi todo el mundo desea avanzar.

Con la Navidad, el fin de año y el inicio del 2021 toca itv vital. Quien más quien menos siempre revisamos aspectos generales de nuestra vida tanto personal como profesional.

Y ahí es donde llegan los objetivos; lo que nos gustaría conseguir a lo largo de los 365 días venideros.

Hay quien quiere mejorar profesionalmente; para ello, algo habrá que hacer, ¿no?

Hay quien con quedarse como está se da por satisfecho; para mantenerse también hay que trabajar.

Hay quien desea no empeorar; el cambio hacia lo negativo sólo puede evitarse o reducirse actuando.

El caso es que la acción se presenta como un recurso esencial para conseguir nuestros objetivos.

Por supuesto, la acción debe ser consciente y controlada. Actuar al «turun tun tun» es una opción tan arriesgada como imprevisible.

Después de varios años de trayectoria profesional  formando y acompañando a muchas personas en su desarrollo personal y profesional y, cómo no, de recorrido personal, me he dado cuenta de que todo objetivo, sin excepción, precisa de dos recursos clave para su consecución.

La Comunicación.

Saber qué decir y cómo decir nos allana el camino. No sacer decir ni cómo decir impide conectar, avanzar y,sobre todo, confiar.

La Gestión emocional.

Las emociones nos «chivan» el estado de nuestro proceso hacia el objetivo. Hacerlas caso y gestionarlas adecuadamente es como tener la mitad del número del Gordo de la lotería. De lo contrario, será otro gordo el que te pueda tocar. Todo esto me lo ha enseñado mi mala h.

A partir de ahí, el resto de recursos irán  tomando protagonismo. Pero, sin habilidades comunicativas y con escasa gestión emocional poco recorrido vamos a avanzar.

Y, ¿qué puede pasar? Que no te hayas percatado que necesitas mejorar estas dos habilidades. A veces, nos pasa como a los coches; tenemos algun ángulo muerto que nos impide darnos cuenta de lo que de verdad está ocurriendo y vivimos en la ignorancia de no saber qué necesitamos mejorar. El caso es que de repente queremos adelantar y piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii; el coche de atrás nos pega un buen repaso porque no hemos sabido mirar. A veces nos libramos del golpe y, otras veces, no.

Y tú, ¿Estás de acuerdo?

Echa un vistazo:

Buen día para tí también.

#lallaveerestúconacentoenlaú

Y dice La Pelaya: Te voy a hacer una proposición

No, no es una proposición indecente. Bueno, no sé lo que consideras tú «indecente» porque hay quien cree que aprender y superarse roza lo no decente. Sobre todo,  cuando eso implica  cambios y falta de pudor para afrontar algunos retos.

La cuestión es que tengo una propuesta-reto para toda aquella persona que quiera desarrollar sus habilidades interpersonales para comunicarse eficazmente. Tanto en el ámbito personal como profesional la comunicación es una herramienta esencial para lograr paz o guerra, superación o estancamiento, actividad o inactividad, solución o problema, amor o desamor, entendimiento o conflicto.

Si eres un profesional con la necesidad y el deseo de relacionarte más eficazmente, esta es tu formación.

Si eres un persona que necesita desarrollar sus habilidades interpersonales para mejorar las relaciones esta es tu formación.

En ambos casos, la formación se ajusta a las necesidades y expectativas.

«La palabra y la emoción se unen para generar conexión»

 

En este vídeo te lo cuento un poco mejor.

 

 

Y, en este enlace encontrarás más información: https://wp.me/Pa3bRM-h8 (enlace de mi página web lallaveemocional.com).

Y, como creo que con el vídeo y la explicación escrita es suficiente para que te hagas una idea sobre la propuesta sólo me quedan dos cosas por hacer:

A) 2 Recuerdas:

«En agua estancada sólo crecen sabandijas».

«lallaveerestúconacentoenlaú»

B) 1 Deseo:

Tanto si estás de puente como si no, que tengas un estupendo día.