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¿A qué huele tu empresa?

En las empresas pasan cosas. Y, en la tuya también.

Las personas hacemos que pasen cosas y eso se percibe en el ambiente. Tanto es así que cada organización puede llegar a tener su fragancia.

He tenido la oportunidad de pasar tiempo de diferentes empresas o, lo que es lo mismo, diferentes familias organizaciones. Según cruzas el umbral de la puerta el aroma comienza a asomar; ¡madre mía! (pienso).

Hay empresas que huelen a fragancias cargadas de mal rollo, enfado y frustración

Hay empresas con aromas a estrés del bueno, motivación y risas en el café

Hay empresas que huelen a pocas ganas

Hay empresas con fragancias «mejor callar, por si acaso»

Hay empresas que huelen a miedo

Hay empresas que huelen a «en cualquier momento estalla la tercera guerra mundial»

Hay empresas con fragancia «odeté» o «jódete» (como decía el chiste)

Hay empresas de aromas cálidos, de «venga, vamos»

Hay empresas con olor a concentración y pincho de tortilla

¿A qué huele tu empresa?.

Lo sé, una empresa puede oler a varias fragancias a la vez. Depende del día o de los retos asumir. Incluso, un departamento puede oler diferente a otro.

Quien ostente la responsabilidad general sobre una organización ha de saber que la clave está en identificar cómo suele oler su organización porque eso será lo que contagie a empleados, directivos, proveedores, clientes, etc. Ese olor será el que genere atracción o pérdidas de valor, mejor o peor imagen, más o menos pérdida de recursos por malos entendidos, conflictos enquistados, gestiones emocionales desadaptativas, etc.

Quien trabaje o colabore en una empresa ha de preguntarse cómo huele su organización y en qué medida él o ella contribuye a ello. Porque los olores no vienen de la nada; los olores emocionales proceden de las emociones individuales y colectivas de quienes integran un colectivo. Todos añadimos aroma. Todos dejamos impronta emocional.

Como con casi todo, si no te gusta la fragancia de tu empresa, se puede cambiar. ¿Cómo? Para empezar, cambiando tú (auque sea sólo un poquito). Además, puedes recurrir a formaciones, talleres, etc.  en los que los participantes recuerden y/o aprendan cómo es un buen profesional y las ventajas que ofrece la inteligencia emocional tanto a nivel laboral como personal.

Después de lo vivido, nos merecemos un premio; desarrollar nuestra inteligencia emocional.

Porque siempre, #lallaveerestúconacentoenlaú

#lallaveemocional

#empresasemocionalmenteinteligentes