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Y dice La Pelaya: «A más luz, más sombra»

Apliquen ustedes esto tanto a empresas como a personas. No hay luz sin sombra. ¿Qué quiero decir?

Todos, sin excepción, tenemos talentos y habilidades capaces de generar mucho valor. La cuestión está en que hay muchas personas que aún no lo saben y, de saberlo, no los han identificado. Otro aspecto a tener en cuenta es cómo se usan; muchas veces esos talentos y habilidades son los medios para la consecución de fines éticamente cuestionables. Pero bueno, eso es objeto de otro debate. Hoy quiero centrarme en las sombras que dan luz.

Una persona con muchas virtudes, habilidades y dones emana luz; ilumina el camino propio y ajeno. Compartir tiempo y espacio (tanto personal como profesional) con estas personas es un privilegio porque facilita la vida, el camino, el aprendizaje y la superación.

Muchas personas quieren ser luz sin saber que ya lo son. ¿Por qué no lo saben? Porque sólo ven su sombra. Y, ¿por qué sólo ven su sombra? Porque sienten y  ven una sombra muy grande. ¿Grande? Si, grande. Un persona con mucha luz también da mucha sombra. Ya sabes, como el ying y el yang.

Cuando alguien es muy valorado es muy probable que, al menor error, sea igual de menospreciado. No sólo por los demás, sino por sí mismo.

Alguien que cuenta con talentos y habilidades destacables es posible que también tenga incapacidades notables.

Una empresa con una imagen prestigiosa también puede tener partes igualmente oscuras.

Un profesional con fortalezas puede ser igualmente débil en otras áreas.

Cuanta más luz; más sombra. La validez de esta idea a veces no está basada en la objetividad sino en la subjetividad; en la PERCEPCIÓN.

Los seres humanos estamos «enganchados» a las expectativas sobre situaciones, personas, presentes y futuros. Y, como enganchados que estamos, así pensamos; en términos de todo o nada. O soy el mejor o no soy bueno. O me quieren o me odian. O todo o nada. O me sale del todo bien o me sale una mierda. O están conmigo o están contra mí.

Y claro, si estoy en pleno proceso de desarrollo personal, me cuesta entender cómo si cada vez soy y estoy mejor me siguen apareciendo sombras. Y, lo que puede resultar más incomprensible, por qué cada vez parecen mayores.

Nos cuesta entender cómo es posible que si estamos avanzando profesionalmente cada vez aparezcan más y más retos, inseguridades y dudas.

Quizás la clave está en centrarse más en la luz que en las sombras. Enfocarnos en la parte «positiva» y constructiva de nosotros mismos, de nuestro entorno y de nuestra sociedad hará que lograremos ganarle terreno a la sombra.  Así, poco a poco, «clarearemos» la oscuridad.

Otra perspectiva puede basarse en mirar con agradecimiento, sin miedo y con ganas hacia nuestra sombra y ponernos a trabajar.

Y es que, lo mires como lo mires, todo pasa por sacar el pico y la pala y ponernos a trabajar.

Y, entre pico y pala, también conviene descansar. Que tengas un buen día.

#lallaveerestúconacentoenlaú