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No es el qué. Es el cómo

Si tratan la misma temática, ¿por qué unas formaciones tienen más éxito que otras?, ¿qué opinas? Todo lo que estás pensando puede ser. Hay muchos elementos que influyen en el desarrollo y resultado de una formación así que vamos a concretar un poco más.

Si es la misma temática, con los mismos asistentes, en el mismo lugar, durante el mismo tiempo y utilizando los mismos recursos, ¿por qué una formación puede tener mejores resultados que otra?

RESPUESTA: Por el cómo.

Negocios, Oficina, Formación, Problema

Casi siempre es por el cómo.

Lo que diferencia a un formador de otro es el cómo planifica y desarrolla sus sesiones. No es ningún secreto que el personal está más que formado. Es posible que la formación que darás la semana que viene venga realizándose año tras año y los asistentes están más que hartos de lo mismo. Es más, pueden saber más que tú.

¿Qué harás para que tu formación aporte valor diferencial?, ¿no me dirás que piensas conquistarlos con un Power Point con sobrepeso?

Hazme caso. Una vez que cuentas con los conocimientos necesarios céntrate en trabajar el CÓMO vas a transmitirlos. Será la mejor inversión que hagas.

Y trabajar el cómo implica:

-Conocerte personal y profesionalmente. Como aperitivo te contaré que te vendría muy bien identificar dos o tres fortalezas y debilidades con respecto a la formación. Esto te ayudará a apoyarte en las fortalezas y  trabajar las debilidades (si son relevantes para la formación). Apoya tu formación en tus fortalezas. Por ejemplo, si eres una persona con sentido del humor utiliza el humor como recurso de conexión y aprendizaje, si eres creativo utiliza esta fortaleza para crear ejercicios innovadores o si tienes mucha experiencia práctica pon ejemplos reales.

– Empatiza con quienes van a acudir a tu formación. Aunque la temática sea la misma, las personas cambian.  Y si las personas cambian, tu forma de hacer formación ha de adaptarte a ellas.

– Escucha, escucha y escucha con todos los sentidos. Como dice una amiga, “Escucha también con los ojos”.

– Aunque lo tengas todo planificado no dudes en modificar el itinerario formativo si así lo demanda el personal.  Con esto no te digo que si la formación versa sobre energía puedas acabar hablando de alta costura; te digo que vayas incorporando los contenidos a demanda de la participación.

La falta de flexibilidad penaliza y mucho.

-Atento!!!! No sólo a lo que dices sino a cómo lo dices. Son muchas las ocasiones en las que no somos conscientes de cómo nos estamos comunicando y luego nos sorprendemos con los resultados.  Son los gestos, las miradas, las posturas, los silencios, las entonaciones…los que nos delatan (si hay algo que delatar).

¿Cómo saber si te centras más en el qué que en el cómo? Estas son algunas pistas.

  • Casi todo el tiempo y las energías las centras en los contenidos. Tienes el Power Point que va a explotar.
  • Sólo piensas en los asistentes en términos de número y rasgos generales.
  • Si piensas en los asistentes lo haces en términos de saben o no saben, exigen o no exigen.
  • Son ya demasiadas formaciones las que estás deseando acabar y…aún no han empezado!!!!
  • No piensas en ti.

Ahí va una pequeña historia:

Lucas se levanta pensando en cómo afrontar una formación que ha de impartir. Sabe que sabe pero no puede dejar de dudar de sí mismo. Cuando ha sido alumno ha podido comprobar que no sólo es importante saber, sino saber ser, estar y expresar. ¿Quién no ha sufrido a formadores que saben mucho? Piensa que no quiere ser uno de esos, ya sabes, uno de esos que te quitan las ganas de estar y aprender. Ostras! Y, ¿cómo se aprende a conectar?, ¿cómo sabré si estoy conectando?

Duda de todo. A lo mejor, aparece alguien que sabe más que él y le deja en ridículo, a lo mejor le hacen una pregunta que no sabe, a lo mejor la mayoría de los alumnos ya saben todo lo que les va a contar, a lo mejor se produce una situación desagradable entre alumnos y no sabe cómo gestionar…

Es consciente de que en muchas ocasiones el personal está hiperformado. ¿Cómo hacer de mi formación algo diferente?, ¿Cómo aportar valor?

No lo tiene claro: no sabe si tal y como lo ha preparado está bien y opta por hacer la décima revisión de un Power Point de innumerables páginas que no sabe si quiera si será capaz de abrir. Con los nervios todo puede pasar!

Pasa los días previos a la formación recordando experiencias formativas como alumno que no desearía volver a repetir, Y MUCHO MENOS COMO FORMADOR.

Las horas se van volando entre dudas, revisiones del Power y pensamientos alarmistas.

Y llega el día de la formación. Y hace uso de su Power Point como si no hubiese mañana. Y cuenta todo lo que quería contar. Todo ha ido bien. Además, nadie ha participado (debe de ser porque estaba todo muy claro) y todo ha estado “bajo control”. Cómo técnico que soy, he controlado y todo ha ido bien.

Bueno, eso cree porque no se ha detenido a preguntar, ni se ha atrevido a mirar a los oyentes.

 

De camino a casa se encuentra con su vecino. Apenas se conocen pero con el subidón de la formación ese día opta por preguntarle qué tal. “Bien, todo bien gracias”. Responde. “Voy a cenar algo rápido con un amigo. El pobre hoy ha tenido formación. Dice que el tipo sabía mucho de lo suyo pero no tenía ni idea de hacer formación. Un suplicio, vamos.”

¿Habrá ido a mi formación? Se pregunta Lucas.

En definitiva. Céntrate en cómo vas a contar todo lo que quieres contar. Céntrate en cómo vas a tratar a los asistentes. Céntrate en lo que te pueden preguntar y cómo responderás. Céntrate en cómo vas a reaccionar cuando sucedan “cosas” que no te gusten y céntrate en cómo te quieres sentir a lo largo de la sesión formativa. Céntrate en ti. Porque tú y sólo tú eres el recurso más importante con el que cuentas para hacer formación.

Un abrazo.

Ana “La Pelaya”