Noooo, no lo soy. A veces lo parezco pero no lo soy; o, por lo menos no soy un monstruo al uso. Hace poquito finalizamos un taller en el que trabajamos activamente la magia de la comunicación y como no, mis compañer@s de taller lograron hacer pura magia con sus exposiciones.
Cuánto le tengo que agradecer a todas las personas que acuden a los talleres que imparto; me enseñan, facilitan y posibilitan que cada día sea más feliz en mi trabajo. Es un placer ver cómo cada uno de ell@s ser supera y lo hace con mucho esfuerzo. Concibo las formaciones o los talleres como experiencias vivenciales y eso implica esfuerzo, mucho esfuerzo no sólo por mi parte sino (especialmente) por parte de quienes «osan» venir.
Entre todos generamos en clima más proclive al aprendizaje y entre risa y risa salimos de la zona de confort continuamente. Menudo reto!.
En este último taller he tenido el placer de compartir experiencia con doce personas más; una docena de magos capaces de comunicar desde la cabeza y desde el corazón.
Con los años cada vez me estoy haciendo más forofa del esfuerzo; cuánto se puede conseguir se le echamos un par (de lo que sea) y salimos de la zona de confort con esfuerzo y superación. Cuando se hace, a lo mejor no somos conscientes, pero ya nada es igual, algo ha cambiado y ese algo crecerá si lo seguimos alimentando.
En cada sesión formativa despiertan de su letargo muchas emociones y se mezclan de forma magistral el humor, con el miedo, la incertidumbre, la pasión, la superación, la frustración…Y en mitad de este batiburrillo de emociones Ana puede parecer un monstruo; algo así como una «tocapelotas» que te pincha y te reta hasta que todos tomemos más CONSCIENCIA de nosotros mismos. Cuando eso ocurre, Ana parece un monstruo porque es la cara visible de un reto personal y profesional y me encanta, para qué nos vamos a engañar.
En este 2020 prometo aprender esforzarme más y más por dar lo mejor de mi en cada minuto compartido porque CREO firmemente en los talleres y en la formación como herramienta básica de crecimiento personal y profesional y porque creo que todos merecemos subir y subir hasta echar una sonrisa «tonta» de esas que se echan cuando has logrado hacer algo que no pensabas que ibas a poder.
Feliz 2020 para tod@s y especialmente para quienes en 2019 han compartido minutos de aprendizaje y superación (que, por suerte han sido much@s) y a todas las personas con las que compartiré el 2020. 2019 GRACIAS; 2020 BIENVENIDO.
Por cierto, espero que ahora que han pasado las fiestas y su exaltación de las emociones y los propósitos sigas deseando lo mejor tanto para ti como para muchas personas que te rodean; ahora es cuando hay que demostrar que estamos dispuestos a ser cada día más felices y, por lo tanto, evolucionar como personas y profesionales.
No hay excusa que valga porque #lallaveerestú#