Fatiga decisoria , así se llama lo que muchas personas pueden estar sintiendo a lo largo de estos últimos tiempos. Decidir, lo que es decidir todos los días lo hacemos muchas veces; dicen que en torno a 35.000 veces. Muchas me parecen. La posibilidad de error no es pequeña.

Claro está que hay decisiones más importantes que otras, pero en estos tiempos uno a veces ya no sabe cúales son cuáles. Y deberíamos saberlo.

Con esto del Covid y su intensa capacidad de contagio nuestra capacidad decisoria todavía está más estresada. ¿Quién no se ha visto preguntándose repetidamente si está haciendo lo correcto? ¿Quien no ha tenido que decidir al respecto mil veces al día?. Resulta agotador. Si salgo a tomar algo o no,  si voy al pueblo a ver a mis padres o no, si estoy a la distancia suficiente o no, si salgo a comer con unos amigos o no, si esto está bien o no, si esto es solidario o no, si esto es responsable o no…

Tiene su miga. En muchas ocasiones, por muy raro que parezca, el hecho de que prohiban o permitan algo nos alivia de tanta  decisión. En los últimos tiempos, mi hijo Jon es un fiel seguidor de Urkullu. Lo que él diga marca su vida; de Urkullu depende que vea o no a sus abuelos (como dice él) o que pueda jugar al fútbol en equipo o no… Eso sí, hemos de estar atentos y no caer en la tentación de perder innecesariamente  energía en el despotrique contra la norma o los comportamientos ajenos. Por ahí puede haber grandes fugas no sólo de energía sino también de alegría y motivación.

Y es aquí donde yo, la Pelaya, tiro para lo mío y te recuerdo que no hay decisión sin emoción  . Todas las decisiones están promovidas  por  las emociones. En otras palabras, que cuando vayas a tomar una decisión, seas muy consciente de qué emoción sientes porque ella va a condicionar mucho tus decisiones. Cualquier decisión tomada desde la tranquilidad es diferente a la tomada desde el miedo, el enfado o la tristeza. Casi nada. Saca tus propias conclusiones. Las emociones siguen mandando amig@ mí@ y hay que tenerlas muy en cuenta para que no sean ellas las que controlen nuestro comportamiento y condicionen nuestros resultados.

Además, siempre viene bien preguntarnos algo: Realmente, de alguna manera ¿Me es lo más útil hacer lo que he decidido hacer?. Si la respuesta en «Claramente sí» a por ello. Si hay dudas, dale otra vuelta al tema. Si la respuesta es  «No» paraliza la operación; a otra cosa mariposa.

Pues eso es lo que te quiero contar hoy. Con esto del cambio de hora no sé ni qué hora es pero lo que siempre tengo claro es que #lallaveerestúconacentoenlaú# y yo, claro.

Que tengas un bonito domingo y un lunes agradecido.