El padre de Sofía vino a España cuando su hija tuvo un niño con discapacidad. Lo dejó todo para ayudarla. Trajo a su hijo pequeño. Los inicios fueron muy duros, me dijo. Estaban todos juntos en una habitación. Su hermano era muy pequeño. Tenían un vieja televisión en la que sólo se veía la ETB1. Sólo hablaban en euskera.
Y pasó el tiempo. Su hermano ahora tiene 11 años y ha recibido varios premios; habla y escribe tan bien en eukera que el colegio al que va expone con orgullo los trofeos con estrellas que su alumno de piel tostadita ha recibido.
Todo ello me lo cuenta con orgullo y esperanza. Ha comprobado como todo puede suceder.
Su hermano es un ejemplo de cómo convertir un obstáculo en una fortaleza, le dije. Sonrió orgullosa. Seguramente pensaba en sus propios hijos y por qué no, en ella. Estábamos entrenando habilidades para la a tención al cliente. Tiene ganas de salir adelante y demostrar lo que quiere y sabe hacer.
Superarnos en la vida sólo depende de nosotros. No podemos elegir mucho de lo que nos sucede. Tampoco podemos evitar sentirnos mejor o peor por ello. Lo que sí está en nuestra capacidad de control es escuchar el mensaje de las emociones y transformar su energía en superación. Quizás no te hayas dado cuenta pero es lo que haces casi todos los días; continuar.
Ahora lo que toca es avanzar con firmeza, ilusión, motivación y sobre todo, cuidando mucho la gestión de nuestras emociones. De ello dependen los resultados.
En breve nos despediremos del 2020. Año duro, estoy de acuerdo. Pero, si alguien osa finalizar el año sin hacer balance del aprendizaje recibido que no se queje de lo que le puede volver a suceder. Este año está siendo tan duro como didáctico. Y, aunque servidora, no es partidaria de la «letra con sangre entra» creo firmemente que este año no sólo nos ha enseñado lo que es Covid. Hay mucho más detrás del virus y del confinamiento.
Mientras te estoy escribiendo tengo a un hijo chinchando a otro. Si no tienen tablet o Play tienden a comportarse como cachorritos que hacen temblar al sofá. Mientras tanto su hermana pequeña revolotea por el salón cual huracán Paquito; ni me atrevo a hacer foto. En fin, veremos cómo se desarrolla la mañana.
Desde el foco del huracán, despido la transmisión deseándome y deseándote la paz exterior y sobre todo, la paz interior. Creo que, especialmente, esta mañana la voy a necesitar.
Y, desde el caos de mis salón sigo diciendo y pensando que
#lallaveerestúconacentoenlaú
#lallaveemocional
#formación
#inteligenciaemocional
#superación
#2020aprendodetí