Autor: lallaveemocional

La vida de otr@s

Tu vida es tu vida y mi vida es mi vida. No es una mera frase; si de verdad tomamos consciencia de lo que ello conlleva no nos queda otra que responsabilizarnos un poco más de nuestra vida y dejar a los demás que hagan lo que quieran o puedan.

Todos sabemos lo que tienen que hacer l@s otr@s para mejorar sus vidas y sus problemas e incluso podemos llegar a enfadarnos si no lo hacen.

Tú eres tú y yo soy yo. Otra frase más que añadir a la primera. Y no, no voy a preguntar ¿Quién es más tonto de los dos?. O sí, porque me gustaría preguntarte (echándole un poco de sentido del humor?. ¿Quién es más tont@, la persona que dice a otro lo que tiene que hacer, sentir o ser o la que le hace caso?.

Cierto es que hay momentos en la vida en la que por diferentes circunstancias somos más vulnerables y permeables al entorno; la niñez, las épocas de baja autoestima o, simplemente, la falta de autoconocimiento o información pueden ser ejemplo de ello.

Lejos de querer culpabilizar a nada ni a nadie me gustaría recordar que tod@s tenemos el derecho e incluso la obligación con nosotros mismos de ser honestos y coherentes con lo que queremos y sentimos; vida personal y profesional acorde a lo que conscientemente queremos y/o elegimos.

Haz un breve repaso mental ¿Cuántas cosas has hecho o sigues haciendo en tu vida que verdaderamente no quieres hacer? Me refiero a «cosas» que hacemos que para nosotros no tienen un para qué importante; conductas y hábitos que en realidad puedes elegir no hacer pero, por alguna razón, te sientes «obligad@».

Te pongo algunos ejemplo:

  • Ir, asiduamente de vacaciones a algún lugar.
  • Relacionarte con algunas personas.
  • Haber estudiado determinada carrera.
  • Consumir servicios o productos que ni te gustan ni te satisfacen.
  • Tener horarios concretos.
  • Reírte de los chistes que no te hacen ni pizca de gracia.
  • Callarte y tragarte (en demasiadas ocasiones) tus palabras para evitar males mayores.
  • No ir o no hacer o no decir por no molestar o enfadar a alguien.
  • Un largo etcétera.

Pueden parecer temas baladíes pero no lo son. Si, a varias de estas cuestiones, has respondido afirmativamente (y, verdaderamente no entiendes para qué lo haces) puede ser un buen momento para reflexionar porque, a lo mejor, sin darte cuenta, pasas gran parte de tu tiempo viviendo la vida de otr@s y no te has dado cuenta. Has de saber que ser consciente de ello y obrar en consecuencia tiene un precio «social» pero es una inversión en libertad.

Pase lo que pase y hagas lo que hagas #lallaveerestu#

La tristeza de no querer ir

¿Te ha pasado alguna vez?, ¿En alguna ocasión no has querido ir, por ejemplo, al trabajo?.

En anteriores post hablamos de las emociones en general y de la alegría en particular. Comentamos que la alegría es una emoción básica y que junto a ella, hay cinco más. Una de las cinco acompañantes es la tristeza.

La tristeza es la «capitana» de una cuadrilla de emociones entre las que se encuentran la pena, el duelo, la desesperanza, la desilusión, la apatía, etc.

Como idea general podemos decir que la tristeza es una emoción que tenemos como consecuencia de una percepción de «pérdida». Nuestra mente percibe que ha «perdido» (algo material, un trabajo, una relación, dignidad, una amistad o un ser querido) y responde con mayor o menor intensidad en función de lo que se percibe perdido.

No es fácil lidiar con un estado de tristeza, entre otras cosas, porque a veces no sabemos identificarla. Nuestro cuerpo ha recibido de nuestra mente ese mensaje de pérdida y reacciona para protegernos; de ahí que en muchas ocasiones cuando estamos tristes no tenemos ganas de hacer nada, estamos apátic@s. La mente le manda al cuerpo un recado; le dice algo así como «Guarda, guarda que no estamos para más pérdidas» y el cuerpo se recoge y se encoje, la mirada baja y las energías se ponen modo «bajo consumo».

Una vez sabido esto (que aunque es meramente introductorio creo que puede resultar ilustrativo) has de recordar que no hay emociones buenas ni malas y que todas son «chivatas» de algo que debemos saber y gestionar.

Cuanto alguien no quiere ir a algún lado o hacer algo (de forma reiterada) es muy posible que en un primer momento no manifieste tristeza; nos resulta más fácil manifestar ira (otra emoción básica) y despotricar de algo o de alguien hasta creer que hemos soltado y nos hemos desahogado lo suficiente como para autoengañarnos y pensar que todo ha pasado. Lo cierto es que no, no ha pasado y tiempo después vuelve a aparecer.

Como si fuésemos cebollas, puede ser interesante indagar un poco más y quitar la primera capa de «la mala hostia» para ver qué hay detrás. Son muchas las ocasiones en las que, detrás de la citada aparecen las lágrimas y las lamentaciones porque nuestro trabajo no nos motiva, porque no nos sentimos queridos o valorados por nuestros compañer@s, porque no nos valoramos a nosotros mismos…

¿Qué saber de la tristeza?

  • Que es una emoción que nos ayuda a sobrevivir y superarnos.
  • Que hemos de saber identificar signos de tristeza en nuestra forma de pensar, sentir, relacionarnos, actuar y hablar.
  • Que la tristeza nos ayuda a parar, reflexionar y reconducir nuestra vida.
  • Que estados de tristeza pueden ser el germen de estado de alegría y mejora pero para ello hay que entender que no debemos agarrarnos a la tristeza como si fuese nuestra única compañera de vida; las emociones y estados emocionales hay que reconocerlos, aceptarlos, superarlos y saber dejarlos ir si es lo que nos conviene.

Ideas que te sugiero para ir identificando tus emociones:

  • Como si fueses un observador: mírate y escúchate desde fuera. No te juzgues, simplemente toma nota de lo que sientes, cómo, cuándo y dónde lo sientes (imagina que eres un bonito pájaro que te ves desde las alturas y puedes visualizar desde todos los ángulos). Esta es una de las llaves maestras para comenzar a identificar la emoción.
  • Toma nota de pautas que se repiten; pensamientos, personas y comentarios, acciones, resultados, etc. que generan en ti tristeza. Después, reflexiona e indaga un poco más en cada uno de ellos.

Todo esto que te estoy contando es aplicable a cualquier situación que nos inquiete, tanto para niños como para adultos, tanto en el ámbito personal como profesional. Dedícale un poco de tiempo a estos pequeños ejercicios y habrás emprendido el camino de la mejora en tu coeficiente emocional. Sólo si sabemos lo que sentimos podemos gestionarlo; de lo contrario seremos veletas. Sólo si entendemos lo que sienten los demás podremos ayudar a nuestro entorno.

Si este pequeño post se torna en acción para ti y para mí estamos de enhorabuena; hemos despegado y más pronto que tarde seremos nuestra propia llave porque, recuerda, #lallaveerestu#.

Asertividad &»Equilibrios emocionales»

Estrenamos semana así que mucho ánimo y por ella!

Siempre lo he sabido aunque he de reconocer que hay momentos en los que me resulta muy complicado. ¿Cómo hacerlo?, ¿Cómo equilibrar valores vitales con este sistema en el que vivimos?.

Desde dentro, desde lo más profundo de nuestra cabeza y corazón nacen susurros que nos nos dicen que no debemos permitir esto o lo otro, que no es justo y que no es lo que queremos para nosotros ni para nuestro entorno.

Hay veces que les hacemos caso porque hacemos del querer poder. Y nos sentimos muy bien.

Otras veces, hacemos como que no pasa nada, nos tapamos los oídos y tiramos cuál autómatas. Es entonces cuando estos susurros internos se convierten en gritos que se manifiestan externamente como malestar, enfado, tristeza, malas contestaciones, apatía, disgustos…

Qué difícil es conciliar los valores con este sistema, en algunas ocasiones, tan pervertido . Te podría poner mil ejemplos; mirar hacia otro lado ante situaciones que nos parecen injustas, callar para no meternos en líos, simular acuerdo con personas que sabemos que están obrando con malicia, omitir acciones para no vernos salpicados, hacernos cómplices de actos que reprochamos para protegernos de represalias…

Dime, ¿Cuántas veces te ha pasado esto?. A mí, muchas. Por más que me esfuerzo en ser lo más reivindicativa y asertiva posible reconozco que no estoy al nivel que me gustaría. Estoy en ello.

Esta forma de obrar, aunque pensamos que nos protege externamente, no es más que una forma de dilatar algunas agonías. Si nos «tragamos» lo que realmente nos gustaría soltar, si dejamos de hacer lo que verdaderamente creemos que debemos hacer, si avalamos por acción u omisión aquello que luego criticamos sin parar, ¿qué estamos haciendo?.

Con ello no te estoy invitando a que te «sueltes la melena» y te dejes llevar por todo tipo de emociones. Por más ganas que tengas y por más razones que te avalen no sirve para nada bueno pillar por banda a tu jefe y soltarle una sarta de bondades; serán siete segundos de desahogo y siete años de consecuencias. Nada que ver.

En concreto, me refiero a esforzarnos por buscar un equilibro sano entre nuestros valores y la realidad de nuestra vida y nuestro entorno. Me refiero a ser lo más honestos y coherentes con nosotros mismos. Una buena aliada para llevar este reto a cabo es la asertividad.

La asertividad es la capacidad que tenemos de defender y proteger nuestros derecho y opiniones sin ofender al otro. La asertividad nos ayuda a saber decir no y a manifestarnos y reivindicarnos como personas con todo el derecho a decir lo queremos decir.

Te cuento una anécdota real que escuché en la radio: LLamaba una señora contando que hasta los 10 años de vida de su nieta se había encargado de su día a día. Gran parte de la rutina diaria de la niña era supervisada y cuidada por su abuela; colegio, comida, extraescolares, etc. La buena señora se manifestaba feliz de haber compartido todo ello con su nieta. Un día, su hijo y su nuera fueron a su casa y le dijeron que les gustaría tener otro hij@ pero que sólo le tendrían si era ella quien les ayudara tal y como lo había hecho con al primera. ¿Qué crees que hizo la abuela?.

Todo sabemos lo que han de hacer lo demás con su vida y cómo han de resolver sus problemas y no dudamos en manifestarlo en voz alta; somos la sabiduría en persona. Pero luego, no nos atrevemos a decir pequeñas o grandes cosas que nos ayudarían a mejorar nuestra vida y estar en paz. Y lo curioso es que, ya saturad@s, cuando lo hacemos elegimos el momento y forma menos adecuada…

Trabaja tu asertividad y verás como #lallaveerestu#

Punto a punto.

Quedan para hacer punto. Hace unos meses decidieron aprender o seguir aprendiendo. Yo no me apunté; la verdad es que he de reconocer que me encanta lo que hacen y cómo lo hacen pero no es algo que me motive en demasía.

Hoy han quedado para, punto tras punto, llegar a su objetivo. Cada una de ellas parte de conocimientos, experiencia y habilidades diferentes pero, QUE NO OS QUEPA LA MENOR DUDA, de que todas llegarán a su objetivo y más pronto que tarde lucirán su reto colorido y creativo.

Son muy diferentes entre ellas; el grupo se mueve con maestría entre las diferencias, la diplomacia y la rebeldía.

Me las imagino sentadas en una cafetería, simulando una imagen de antaño modernizada; mujeres jóvenes, talentosas y creativas inmersas en una actividad que a algun@s se les puede antojar «Vintage».

Me encanta porque en ellas veo un gran equipo multidisciplinar más que capacitado para gestionar la más potente de las multinacionales. Suerte que tienen algun@s «gallifantes» de que ahora estén inmersas en otros proyectos porque les podrían poner en grandes aprietos.

Responden a perfiles personales diferentes y, quizás por ello, es un grupo tan enriquecedor; se acompañan, complementan y ayudan cual puzzle perfecto.

Lo que más me fascina de todo es que ellas tienen, sin lugar a duda, el tesoro escondido que se busca en todas las organizaciones (y en la sociedad en general); actitud. Y con ella y por ella van a conseguir su objetivo.

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No hay máster ni formación que pueda generar ese valor y sólo deseo y espero que sigan contagiándonos a quienes las rodeamos; especialmente a sus hij@s. .

Espero con ilusión mi «mantita»; actitud, artesanía, aprendizaje, diferencias, cariño y valor para arropar a quien más quiero.

Continuamente nos enseñan o buscamos referentes de altos vuelos tan lejanos como sonados. Está de moda. Y nuestra ceguera está en no darnos cuenta de que los mejores referentes, los de verdad, los que ríen y lloran, los que se equivocan y aciertan, los de la rutina diaria, los que punto a punto van tejiendo un mundo mejor están muy cerca, a nuestro lado.

Y, para ti, ¿Quién es tu referente cercano?, ¿Quién es tu referente «con piel»?.

¿Sabes cuáles son las emociones básicas?

En el post anterior hablamos de la inteligencia emocional y hoy vamos a ver un poquito a ver un poquito más de cerca las emociones básicas y cómo afectan a nuestra nuestro día a día.

Si has visto la película de Inside Out ya tendrás algo de camino hecho.  Hay numerosos libros  y páginas en internet que versan sobre esta materia; yo te voy a hablar sobre ellas a mi manera y de forma resumida.

Verás, aunque hay otras versiones y visiones, muchos hablamos de 6 emociones básicas. En los talleres y formaciones que realizo las presento como seis cuadrillas de emociones con sus respectivas capitanas. Dentro de cada cuadrilla hay decenas o centenas de emociones que, siendo de la misma cuadrilla se diferencian entres sí fundamentalmente por su origen, grado de intensidad y duración.

Son denominan emociones básicas porque se diferencian por una serie de rasgos fisiológicos muy concreto y porque, gracias a ellas hemos sobrevivido y nos hemos superado como especie. Ya sabes, no hay emociones buenas ni malas, todas son necesarias y…TREMENDAMENTE CONTAGIOSAS.

Hoy os hablaré de una de ellas: La Alegría.

Damos la bienvenida a la cuadrilla de la Alegría!!!!!! (Aplausos); esta cuadrilla está formada por muchas muchas, emociones (humor, gratitud, satisfacción, deseo, tranquilidad, amor, etc.). La capitana es la alegría y no, tener alegría no significa necesariamente estar todo el día de juerga ni similar. La alegría es una emoción más amplia y compleja que surge cuando estamos ante circunstancias que nos resultan favorables a nosotros y/o a la gente que queremos. Esto puede ser provocado porque comemos algo que nos gusta mucho, echamos la mejor de las siestas,  estamos tranquil@s, tenemos relaciones sexuales placenteras, nos dan un buena noticia, nos vamos de fiesta, conseguimos un reto, nos echamos unas risas, nos hacen o hacemos un regalo,  etc.

Pues bien, cuando estamos en estados de la alegría, nuestro cuerpo genera de forma natural una serie de neurotransmisores esenciales para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y de nuestra mente; yo las llamo las “INAS“; dopaminas, endorfinas, serotoninas,etc. Ellas son unas de las  responsables de que funcionemos bien en todos los sentidos y su falta provoca o puede provocar enfermedades, estados anímicos desfavorables, etc.

Supongo que a estas alturas ya te habrás dado cuenta de algo y sino ya te lo cuento yo porque esto que voy a decir es tan sencillo como vital para que tú estés mejor y hagas que tu entorno también lo esté. LA ALEGRÍA NO VIENE POR CIENCIA INFUSA, LA ALEGRÍA TAMBIÉN HAY QUE GENERARLA Y ALIMENTARLA. ¿Obvio? Puede ser, pero en la realidad no paro de encontrarme con personas que se dejan la energía en quejarse de lo mal que están, de que fulanit@ o menganit@ no hacen nada para ayudarla, que hay que ver cómo es la gente, que esta sociedad es tal o cual, que no la llaman para quedar o que no hay nada que ellas puedan hacer para estar mejor y bla bla bla.  

Hoy mismo, te invito a que te pares a observar y reflexionar sobre  la cantidad de energía que perdemos quedándonos y haciendo responsables  a los demás de nuestras emociones y de nuestra vida.  Por echar culpas, se las echamos hasta el tiempo que hace ( A quién se le ocurre que hoy llueva!).

Somos nosotros los responsables de generarnos tanto en el ámbito personal como profesional emociones positivas; son nuestra gasolina para tomar las mejores decisiones y obtener el mejor de los resultados.  Ya iremos viendo cómo se las gastan otras emociones y lo importante que es tener una buena batería de recursos para autogenerarnos emociones positivas.

Demostrado científicamente; necesitamos de emociones de la cuadrilla de la alegría para sobrevivir y superarnos. Cuántas más mejor. Eso sí, no caigas en la trampa de pensar que la alegría sólo es jolgorio; la alegría es paciencia, sosiego, aceptación, humor, gratitud, placer…

Un buen libro, un buen post, una buena compañía, una buena soledad, ejercicio físico, luz natural, buena comida, un chiste, una silencio, ir al baño con regularidad (no es broma, no sé si alguna vez has estado estreñid@ jejeje); todo ello y mucho más nos da energía de la buena.

La alegría no sólo nos la generamos cuanto hacemos cosas para nosotros mismos; estudios científicos han demostrado que uno de los mejores estados anímicos para el ser humano es el que se genera cuando AYUDAMOS A LOS DEMÁS. A lo mejor esto te puede inspirar.

Por cierto, recuerda que para poder dar también tenemos que saber darnos a nosotros mismos. Que luego, ya sabemos lo que pasa; que nos pasamos la vida esperando de vuelta lo que una vez hicimos por los demás, que nos generamos malestar y reproche y que eso no es bueno para nadie. No estoy hablando de ser egoísta sino de ser justo y generoso con uno mismo para poder serlo con los demás.

Y, en el trabajo, ¿Qué decir del trabajo? Pues que todos podemos tener reproches hacia  todo y todos. Que no cuesta nada esforzarnos un poco en relativizar los malos resultados, saludar cuando entramos, reconocer un buen trabajo o una habilidad de un compañer@, contar un chiste o simplemente escuchar un poco más que juzgar.

Y yo, toma nota de lo que explico porque tengo mucho que mejorar. El camino es largo pero gratificante.

Estaría horas y horas hablando de la alegría pero me gustaría pedirte algo. Sé que da pereza o vergüenza  escribir un comentario pero me encantaría conocer algo, un pequeño gesto que a ti te genere alegría, felicidad o tranquilidad.

Por cierto, feliz día a los padres a los “Josés” y, por qué no, para la familia y amig@s de los padres y los “Josés”.

Recuerda, #lallaveerestú# así que contagia alegría y tendrás alegría.R

¿Sabes cuáles son las emociones básicas?

En el post anterior hablamos de la inteligencia emocional y hoy vamos a ver un poquito a ver un poquito más de cerca las emociones básicas y cómo afectan a nuestra nuestro día a día.

Si has visto la película de Inside Out ya tendrás algo de camino hecho.  Hay numerosos libros  y páginas en internet que versan sobre esta materia; yo te voy a hablar sobre ellas a mi manera y de forma resumida.

Verás, aunque hay otras versiones y visiones, muchos hablamos de 6 emociones básicas. En los talleres y formaciones que realizo las presento como seis cuadrillas de emociones con sus respectivas capitanas. Dentro de cada cuadrilla hay decenas o centenas de emociones que, siendo de la misma cuadrilla se diferencian entres sí fundamentalmente por su origen, grado de intensidad y duración.

Son denominan emociones básicas porque se diferencian por una serie de rasgos fisiológicos muy concreto y porque, gracias a ellas hemos sobrevivido y nos hemos superado como especie. Ya sabes, no hay emociones buenas ni malas, todas son necesarias y…TREMENDAMENTE CONTAGIOSAS.

Hoy os hablaré de una de ellas: La Alegría.

Damos la bienvenida a la cuadrilla de la Alegría!!!!!! (Aplausos); esta cuadrilla está formada por muchas muchas, emociones (humor, gratitud, satisfacción, deseo, tranquilidad, amor, etc.). La capitana es la alegría y no, tener alegría no significa necesariamente estar todo el día de juerga ni similar. La alegría es una emoción más amplia y compleja que surge cuando estamos ante circunstancias que nos resultan favorables a nosotros y/o a la gente que queremos. Esto puede ser provocado porque comemos algo que nos gusta mucho, echamos la mejor de las siestas,  estamos tranquil@s, tenemos relaciones sexuales placenteras, nos dan un buena noticia, nos vamos de fiesta, conseguimos un reto, nos echamos unas risas, nos hacen o hacemos un regalo,  etc.

Pues bien, cuando estamos en estados de la alegría, nuestro cuerpo genera de forma natural una serie de neurotransmisores esenciales para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y de nuestra mente; yo las llamo las «INAS«; dopaminas, endorfinas, serotoninas,etc. Ellas son unas de las  responsables de que funcionemos bien en todos los sentidos y su falta provoca o puede provocar enfermedades, estados anímicos desfavorables, etc.

Supongo que a estas alturas ya te habrás dado cuenta de algo y sino ya te lo cuento yo porque esto que voy a decir es tan sencillo como vital para que tú estés mejor y hagas que tu entorno también lo esté. LA ALEGRÍA NO VIENE POR CIENCIA INFUSA, LA ALEGRÍA TAMBIÉN HAY QUE GENERARLA Y ALIMENTARLA. ¿Obvio? Puede ser, pero en la realidad no paro de encontrarme con personas que se dejan la energía en quejarse de lo mal que están, de que fulanit@ o menganit@ no hacen nada para ayudarla, que hay que ver cómo es la gente, que esta sociedad es tal o cual, que no la llaman para quedar o que no hay nada que ellas puedan hacer para estar mejor y bla bla bla.  

Hoy mismo, te invito a que te pares a observar y reflexionar sobre  la cantidad de energía que perdemos quedándonos y haciendo responsables  a los demás de nuestras emociones y de nuestra vida.  Por echar culpas, se las echamos hasta el tiempo que hace ( A quién se le ocurre que hoy llueva!).

Somos nosotros los responsables de generarnos tanto en el ámbito personal como profesional emociones positivas; son nuestra gasolina para tomar las mejores decisiones y obtener el mejor de los resultados.  Ya iremos viendo cómo se las gastan otras emociones y lo importante que es tener una buena batería de recursos para autogenerarnos emociones positivas.

Demostrado científicamente; necesitamos de emociones de la cuadrilla de la alegría para sobrevivir y superarnos. Cuántas más mejor. Eso sí, no caigas en la trampa de pensar que la alegría sólo es jolgorio; la alegría es paciencia, sosiego, aceptación, humor, gratitud, placer…

Un buen libro, un buen post, una buena compañía, una buena soledad, ejercicio físico, luz natural, buena comida, un chiste, una silencio, ir al baño con regularidad (no es broma, no sé si alguna vez has estado estreñid@ jejeje); todo ello y mucho más nos da energía de la buena.

La alegría no sólo nos la generamos cuanto hacemos cosas para nosotros mismos; estudios científicos han demostrado que uno de los mejores estados anímicos para el ser humano es el que se genera cuando AYUDAMOS A LOS DEMÁS. A lo mejor esto te puede inspirar.

Por cierto, recuerda que para poder dar también tenemos que saber darnos a nosotros mismos. Que luego, ya sabemos lo que pasa; que nos pasamos la vida esperando de vuelta lo que una vez hicimos por los demás, que nos generamos malestar y reproche y que eso no es bueno para nadie. No estoy hablando de ser egoísta sino de ser justo y generoso con uno mismo para poder serlo con los demás.

Y, en el trabajo, ¿Qué decir del trabajo? Pues que todos podemos tener reproches hacia  todo y todos. Que no cuesta nada esforzarnos un poco en relativizar los malos resultados, saludar cuando entramos, reconocer un buen trabajo o una habilidad de un compañer@, contar un chiste o simplemente escuchar un poco más que juzgar.

Y yo, toma nota de lo que explico porque tengo mucho que mejorar. El camino es largo pero gratificante.

Estaría horas y horas hablando de la alegría pero me gustaría pedirte algo. Sé que da pereza o vergüenza  escribir un comentario pero me encantaría conocer algo, un pequeño gesto que a ti te genere alegría, felicidad o tranquilidad.

Por cierto, feliz día a los padres a los «Josés» y, por qué no, para la familia y amig@s de los padres y los «Josés».

Recuerda, #lallaveerestú# así que contagia alegría y tendrás alegría.

Un poquito de inteligencia emocional

A estas alturas, seguramente estarás cansad@ de escuchar hablar acerca  de la inteligencia emocional. Parece algo rato, ajeno a la vida real, un concepto abstracto que se ha puesto de moda. Pues no, nada de eso.

Es posible que en los últimos años sean más las personas, entidades y empresas que estén más sensibilizadas con este concepto pero lo cierto es que  las emociones han estado, están y estarán siempre presentes en nuestra vida. Da igual si eres chico  o chica, dónde vives, cuál es el color de tu piel, tus gustos, tus opiniones, tu cuenta bancaria, tus conocimientos; da igual todo porque seas quien seas has de saber que sí o sí tienes emociones y son ellas las que hacen que actúes de una manera u otra en tu vida. Ahí es nada.

Las emociones son respuesta a estímulos. Todo cuento nos rodea lo percibimos a través de los sentidos y nuestra mente  reacciona al  entorno a través de las emociones. Nuestros pensamientos, sueños y recuerdos también nos generan emociones.

Cuando somos conscientes de una emoción, o lo que es lo mismo, nos damos cuenta de ella y le ponemos nombre ya estamos hablando de sentimientos y cuando los sentimientos duran más tiempo se transforman en estados de ánimo.

Las emociones no son buenas ni malas; son necesarias para la vida, la supervivencia y la superación.

Verás, no hay decisión sin emoción así que atent@ a tus emociones porque son ellas las que mandan en tus decisiones y por lo tanto, en tus actos.

Hay cientos y cientos de emociones tipificadas; alegría, miedo, sorpresa, preocupación, envidia, satisfacción, gratitud, etc.

Me fascina indagar en el mundo de la inteligencia emocional y para ello no me queda otra que observarme y analizarme como nadie. Para trabajar la inteligencia emocional es importante conocerse y eso, en muchas ocasiones divierte, en otras sorprende o enfada y en muchas, muchas ocasiones duele.

La gente, las personas parecemos una cosa pero en muchas ocasiones somos otra; nos creamos una imagen social que no siempre corresponde con la realidad. Durante un tiempo nos autoengañamos porque pensamos que fingiendo ser y estar de una manera damos la imagen que queremos dar y eso es suficiente para estar bien. Pero nadie puede huir de sí mismo y tarde o temprano el cuerpo y la mente nos dan toques de atención. Y es aquí donde aparecen estados de ánimo que poco nos ayudan a estar bien, las paranoias, las mentiras, las falsas expectativas, los malos entendidos, las desconfianzas, la depresión, los nervios y un largo etcétera que si se alargan en el tiempo generan importantes heridas en nosotros mismos y en las personas que nos rodeas.

Los ambulatorios médicos están llenos de personas con heridas emocionales que buscan aliviar dolores que la inteligencia emocional habrían ayudado a prevenir, eliminar o mitigar. Nadie nos lo enseña, parece más importante aprender a sumar.

Al mundo de la inteligencia emocional llegué gracias a mi «MALA HOS—» ; ella ha sido mi maestra. Gracias a mis enfados e incluso ataques de ira he podido comprobar cómo las emociones afectan a nuestra vida, a nuestro entorno y las relaciones personales y profesionales. Ya te iré contando mi andadura pero de momento me gustaría compartir contigo la idea de que si nos nos conocemos a nosotros mismos es muy difícil que lleguemos a ser verdaderamente felices porque este autoconocimiento es la base de la mejora personal y de la generación de relaciones sanas con el entorno.

Desarrollar la inteligencia emocional no significa ni ser perfect@, ni buscarlo ni estar siempre feliz. No te confundas, la inteligencia emocional es una carrera de fondo que requiere de pico y pala pero que da muchas satisfacciones. Se trata de conocernos, querernos y mejorarnos respetando nuestra esencia y siendo los que «mandamos» sobre nosotros, nuestros comportamientos y nuestra vida.

La mala hos…, como cualquier otra aspecto no tan agradable puede traernos cosas muy buenas pero para saber verlo y transformarnos es importante QUERER hacerlo mejor.

En el próximo post te hablaré de cómo descubrí mi mala hos… y cómo afectaba a mi entorno.

Recuerda: La inteligencia emocional es la capacidad de conocernos  y «manejarnos»adecuadamente, de automotivarnos , de conocer a los demás y generar relaciones sanas y positivas con el entorno.

¿Quieres saber más sobre la inteligencia emocional y cómo la vivo yo? Pues sólo tienes que decírmelo.

Un abrazo.

#nohaydecisionsinemocion#

#lallaveerestu#

Ana.

Una señora muy aseñorada

No tengo tantos años no, pero sí los suficientes como para poder sentir las diferencias. Me sorprendo a mí misma reflexionando sobre el paso de los años como si empezase a ser consciente de que han pasado unos cuantos y probablemente sea yo, para much@s, lo que se denomina una «señora».  Me quedo perpleja porque no me veo identificada con la imagen que yo tenía de las «señoras» años atrás.

Tengo dos hijos y otra criatura viene en camino así que todo parece indicar que soy una madre de familia numerosa que se empeña en seguir con la energía, inquietud y ganas de tiempos pasados. Y además, creo firmemente  que soy más joven que nunca así que sin excusas, a seguir evolucionando.

Suspiro mientras pienso en el pasado y en el presente; del futuro se hablará. ¿Te gusta tu vida? Aunque hay mucho por «retocar» a mí sí. ¿Qué harías si supieses  que mañana ya no estarás?. No hace falta que respondas en alto. Esta reflexión es para ti; un regalo que te puede chivar cómo están las cosas por tus lares y qué te piden el cuerpo y el alma.

Quizás estés pensando  en  que estoy demasiado profunda. En posible que  tengas razón, o puede simplemente que sea que la edad te va dando pistas de dónde están los verdaderos tesoros; en las profundidades de las personas, de las situaciones, de los paisajes, de los pensamientos, de las conversaciones.

Lo superficial  suele ser atractivo, inmediato, adictivo y anestesiante ¿Qué más podemos pedir?. Las redes sociales responden a todas estas características y en muchas ocasiones son aliadas expertas en distraernos de lo verdaderamente revolucionario; nuestra propia mejora y transformación. Sin darnos cuenta, en ocasiones nos convertimos en opiniones, likes, recomendaciones  y amigos de usar y tirar.

 

Hojas, Cielo, Azul, Nube, Verde, Armonía
lallaveerestu

No, no estoy haciendo un alegato en contra de las redes sociales porque, como todo, tienen su parte positiva. La cuestión es que no nos convirtamos en robots manejados por Internet sino en seres responsables, críticos y autónomos que saben sacar lo mejor de las nuevas tecnologías.

Porque la vida, o mejor dicho, tu vida sólo será tuya si la vives como tú eres, como tú sientes, como tú opinas, como tú aciertas y como tú te equivocas. La vida online sólo ha de ser un complemento dispensable que combinamos según nos convenga.

 

No hay like, ni foto, ni comentario más importante que lo que hay en tu interior.  #lallaveerestu#.

¿Cómo lo ves?.

Buen día.

Ana.

 

 

Si lo viésemos, no lo haríamos ¿ O sí?

Cómo nos gusta saber. Como si de comida o bebida se tratase, todos los días ingerimos grandes cantidades de información. ¿Empachad@s?. No lo sé, pero parece que nunca es suficiente. Cada persona está más interesada en unos asuntos que en  otros pero en mayor o menor medida queremos saber de los demás y de cuánto acontece en la vida de nuestra comunidad más o menos cercana. Característica del ser humano.

No seré yo quien juzgue esa avidez por saber porque sería incoherente con mi propia naturaleza pero sí me gustaría preguntarte, ¿Cuánto sabes de ti?, ¿Qué sabes que nadie más sepa sobre ti?, ¿Cuáles son tus fortalezas y cuáles tus debilidades?. Me encanta preguntar; las preguntas nunca se acaban y abren nuevas perspectivas. Y no sólo me gusta preguntar a los demás sino a mí misma.

No se trata de preguntar por preguntar, ni mucho menos por agobiar. Las preguntas han de digerirse poco a poco para dar pie a la escucha. Lo que más nos cuesta, escuchar. Porque quien mejor pregunte será quien mejor escuche.

Cada vez el encuentro más atractiva a la escucha; me da información, paz y me ayuda a empatizar hasta con el mismísimo diablo. Después de todo, creo que todos somos un poco de todo.

Y ¿Qué me dices del silencio?. Gran respuesta el silencio. No nos han  enseñado  ni a convivir ni a interpretar al silencio y por eso en muchas ocasiones sentimos que nos intimida u ofende. Como ocurre con otros aspectos, lo aprendemos a valorar cuando no lo tenemos.

Y, volviendo al tema de engullir información me gustaría preguntarte si sabes cómo te afecta tener una u otra información. Como no lo vemos, nos cuesta tomar conciencia de ello. Me encantaría que todos tuviésemos un pequeños escáner instalado en nuestro cuerpo y pudiésemos ver cómo nos afectan física y emocionalmente informaciones cargadas de odio, informaciones cargadas de esperanza, mentiras, informaciones que generan  miedo, buenas noticias, pensamientos constructivos, pensamientos destructivos…

Si lo viésemos, ay! si lo viésemos…Es probable que aprenderíamos a filtrar informaciones y pensamientos propios y no hablaríamos por hablar.

Pero, como no lo vemos, seguimos instalados en la ignorancia ciega del que intuye pero no sabe o no quiere saber.