Hola, ¿cómo estás? Al habla Ana La Pelaya. Soy formadora, facilitadora y mentora. Todo eso y mucho más. Realmente, soy una persona (eso sí) que desde unos cuantos años dedico mi energía y tiempo a ayudar a los demás a conseguir sus objetivos; empleo, aprendizaje, gestión emocional y comunicación.
Me especialicé en el ámbito de la comunicación y de la inteligencia emocional. La comunicación siempre me gustó; fue por vocación. La inteligencia emocional llegó a mi vida más por necesidad que por vocación. Al principio me parecía que era una especie de cuento chino utópico que se había puesto de moda. Fue hace mucho tiempo…todos tenemos pasado…
El caso es que de mi necesidad he hecho mi profesión en los últimos diez años y oye, cada día soy más feliz por ello.
Lo primero que tuve que hacer para avanzar fue conocerme, aceptarme y mejorar. Lo que se escribe en una frase tarda años en rotularse. El caso es que me puse a ello por la cuenta que me traía.
Y cuando comencé a aceptarme la redescubrí a ella. A mi gran maestra.
Ya nos conocíamos sí, pero de otra manera. Ella me las hacía pasar canutas porque me metía en líos de todo tipo y con todo el mundo (incluida conmigo misma). Yo creía que era ella pero era yo.
No te vayas a pensar que yo era mala persona o no tenía habilidades ni recursos. No, era y soy una persona normal con mis virtudes y defectos pero cuando ella aparecía todo se ponía feo, muy feo.
Un día me grabaron y me vi. Ya me habían amenazado con ello. La vi, enfrente de mí. Era mi mala h..t.. Y ahí estaba yo, enfadada, imponente e imponiendo. El espejo me devolvió una imagen tan humana como impactante. No era para tanto (eso creía yo) pero no me gustó.
En esa imagen vi recuerdos de malas experiencias, y lo peor era que, no me reconocía y no encontraba todas mis virtudes y habilidades. Huían.
El día que comencé a aceptarme la vi de otra manera. Fue, es y será mi gran maestra. Mi mala h..t.. es pura energía que he aprendido a manejar conscientemente (la mayor parte de las veces, que una no es perfecta ni falta que hace).
A partir de ahí comencé a trabajar las emociones desde la perspectiva de la comunicación y, ¡voilá!!, generé valor. Y es que TODOS sentimos emociones y ellas son las que influyen en nuestras acciones y resultados.
Y con mi mala h. me he ido paseando por entidades públicas y empresas privadas ante colectivos de lo más variopinto (colectivos en riesgo de exclusión social, directivos, parados, funcionarios, personal sanitario, ingenieros, autónomos…).
Me apasiona el mundo de la formación. Compartir tiempo, reflexiones y espacio con personas en estados diferentes me enriquece personal y profesionalmente.
Y claro, como formadora y transmisora comunicativa no puedo olvidarme de trabajar mi capacidad de comunicación y gestión emocional. Todo formador, si quiere hacer bien su trabajo, debe hacerlo.
Ana “La Pelaya” está para ayudar a colegas, a profesionales del mundo de la comunicación (formadores, profesores, comunicadores, coach, etc.) a entrenar y desarrollar sus habilidades emocionales y comunicativas. Porque “en agua estancada sólo crecen sabandijas”. Merece la pena invertir en ello.